Acción Nacional intenta renacer. Nuevo logotipo, nuevo discurso y la promesa de volver a sus raíces. Bajo el liderazgo de Jorge Romero, presentó una “nueva era” que promete independencia política, apertura a la ciudadanía y una narrativa bajo tres palabras que buscan condensar su identidad: Familia, Patria y Libertad.
Después de años de derrotas, fracturas internas y alianzas fallidas, el PAN dice haber aprendido la lección. Pero… ¿este cambio es de fondo o sólo cosmético?
CAMBIO DE IMAGEN
Por primera vez en más de siete décadas, el PAN cambió su emblema histórico. El viejo círculo azul fue reemplazado por un diseño más oscuro, con líneas curvas que pretenden proyectar movimiento y modernidad. La renovación busca conectar con nuevas generaciones y mostrar un partido “más dinámico y abierto”.
Pero el relanzamiento va más allá del logotipo. Romero declaró el fin de las alianzas con PRI, PRD o Movimiento Ciudadano, asegurando que el PAN volverá a competir solo.
También anunció la apertura total de afiliación y nuevos mecanismos para que la ciudadanía elija candidatos mediante elecciones primarias. Con esto, buscan recuperar el terreno perdido, reconciliarse con la sociedad civil y, de paso, intentar no perder el registro por falta de militantes.
Sin embargo, el contexto actual no podría ser más adverso.
UN GIGANTE ENFRENTE
Hoy Morena domina casi todo: la Presidencia, el Congreso, la Corte, 23 gobiernos estatales y tiene mayoría en 27 Congresos locales.
Controla la estructura territorial más grande de la historia moderna: servidores de la nación, bancos, universidades y una red de programas sociales que llega a cada municipio.
Y pronto se extenderá con farmacias y tiendas del bienestar. La diferencia es abismal.
MENSAJE VS. ORGANIZACIÓN
El PAN apuesta por reconectar con valores tradicionales y desmarcarse del descrédito de sus antiguos socios. Pero su verdadero desafío no está en el discurso, sino en la calle.
Morena opera con más de 70 mil comités seccionales y aspira a 10 millones de militantes.
El PAN gobierna sólo cuatro estados y apenas conserva la segunda fuerza en el Congreso, con un Partido Verde que le respira en la nuca.
Un cambio de imagen no sustituye una estructura territorial. En Reino Unido, el Partido Laborista se reinventó en 1994 bajo el lema de “Nuevo Laborismo” con Tony Blair al frente. Revisó su plataforma ideológica, reformó la selección de candidatos y modernizó la organización interna. Tres años después, volvió al poder con la mayor victoria en su historia.
Del otro lado, los Conservadores encabezados por David Cameron iniciaron su propio relanzamiento en 2005. Adoptaron una imagen más fresca y un discurso centrista, pero mantuvieron su disciplina partidista y estructura territorial, lo que les permitió regresar al gobierno en 2010.
Los dos casos nos muestran algo elemental: los partidos que logran renovarse no lo hacen sólo con símbolos, sino que también buscan incorporar nuevas ideas y apuestan por fortalecer su organización, tanto interna como territorial.
REAPRENDER LA OPOSICIÓN
El PAN fue oposición durante más de 70 años. Sabe cómo resistir. Este relanzamiento puede ser un paso necesario, pero su prueba de fuego será en las elecciones de 2027. Y cambiar el logotipo no cambia la relación con el electorado. Abrir las puertas no garantiza que alguien quiera entrar.
Y sobre todo: ¿puede competir en el corto plazo… si el mapa político ya es otro?
EL DATO INCÓMODO
Según el INE, el 82% de las denuncias de violencia política contra mujeres fue resuelto en su contra dentro de los partidos. En muchos casos hubo revictimización y falta de justicia imparcial. Además, las candidatas enfrentan inequidad financiera en sus campañas. ¿Así cómo pueden ganar elecciones?



