El Paquete Económico 2026 llegó al Congreso con una contradicción imposible de disimular. El gobierno presume gasto histórico en programas sociales, trenes y empresas del Estado, pero la cuenta no cuadra: se cubre con más impuestos y más deuda.
El discurso oficial habla de “justicia social” y “finanzas responsables”, pero las cifras muestran otra cara: un presupuesto atado de manos, con proyectos heredados que siguen devorando miles de millones y una deuda que crece sin freno.
LOS IMPUESTOS “SALUDABLES”
El secretario de Hacienda, Édgar Amador, entregó un paquete de 10.1 billones de pesos en gasto, contra ingresos apenas por 8.7 billones.
En pocas palabras: el gobierno decidió no apretarse el cinturón. Al contrario, gasta más, cobra más, se endeuda más.
La novedad del paquete son los llamados impuestos saludables, con la bandera de desincentivar consumos que afectan la “salud física y mental”.
El cigarro casi duplicará su impuesto: de 64 centavos a 1.15 por pieza. Los refrescos pasan de 1.64 a 3.08 por litro, incluso los light o “sin azúcar”. Las apuestas suben de 30% a 50%. El puro hecho a mano, de 30% a 32%.
Se habla de mejorar el presupuesto en salud, pero no hay ningún mecanismo que obligue a destinar dichos recursos a este fin.
Y lo más llamativo: un nuevo impuesto a los videojuegos “violentos”, con un gravamen del 8% a los digitales con clasificación “C” o superior. Hacienda asegura que dañan la salud mental y promueven la violencia.
Esto abre un terreno peligroso: la fiscalización de contenidos digitales bajo criterios morales. Si hoy son videojuegos, ¿mañana será el cine, las series o la música?
MÁS DEUDA
La deuda pública se ubicará en 52.3% del PIB, un salto desde 2018, cuando era del 44.8%. Para finales de 2026, se estima en 20.2 billones de pesos, casi el doble que hace ocho años.
Pemex y CFE siguen como agujeros negros. La petrolera tendrá autorización para endeudarse en más de 160 mil millones de pesos y 5 mil 300 millones de dólares. La eléctrica, en 8 mil 800 millones de pesos y casi mil millones de dólares.
Y como si nada, el Tren Maya se lleva otros 30 mil millones. Con eso, su costo total ya rebasa los 600 mil millones, cuatro veces más de lo que prometió López Obrador en 2018.
COSTO A FUTURO
El gasto social es el músculo electoral de Morena: 987 mil millones de pesos, con la Pensión para Adultos Mayores absorbiendo más de la mitad. Lo que no se dice: ocho de cada diez pesos ya están comprometidos en pensiones, pago de la deuda y nómina.
El margen para invertir en el futuro es cada vez más pequeño. Los compromisos políticos, en cambio, son cada vez más grandes. Y con ello se acelera la discusión de una inevitable reforma fiscal.
El gobierno de Claudia Sheinbaum camina la misma cuerda floja que dejó AMLO: endeudarse más para gastar más. Presume “justicia social”, pero cobra impuestos disfrazados de saludables y abre la puerta a experimentos como gravar videojuegos.
El día que la deuda de Pemex, el costo del Tren Maya y los programas sociales choquen con la realidad, ya no alcanzarán los parches fiscales ni las frases optimistas. Ese día, la economía cobrará la factura.
EL DATO INCÓMODO
Cuando Trump amenazaba con aranceles, Sheinbaum decía que el costo lo pagarían los consumidores estadounidenses. Ahora, con los aranceles contra productos asiáticos que ella propone, la historia cambia: serán los consumidores mexicanos quienes carguen con el costo.



