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Ningún antídoto mejor contra las turbulencias que una victoria en la Champions. A eso se aferran el París SaintGermain y Bayern Múnich, rivales hoy martes en los octavos de final, para enderezar el rumbo de dos gigantes que transitan por terreno pedregoso.
Mientras los germanos parecen haber encontrado el terreno de la calma, que en Europa pueden apuntalar, los franceses están en el peor momento de la temporada y cuentan con la casi segura ausencia de su gran estrella, Kylian Mbappé.
Para el PSG, la eliminatoria le enfrenta al abismo. Una victoria curaría las heridas pero una derrota les confrontaría a todos los fantasmas del pasado, que aparecen siempre que llega la montaña europea en forma de nervios y problemas.
Solo así se puede explicar que un equipo donde todo era un camino de rosas se haya transformado en un manojo de tensiones, con lesiones de estrellas y enfrentamientos en el seno del vestuario tan fuertes que llegan al exterior, tras dos derrotas consecutivas.
El Bayern llega al duelo de ida contra el PSG tras sumar tres victorias seguidas, dos en la Bundesliga y una en la Copa de Alemania, aunque la racha se ha visto empañada por algunas distorsiones atmosféricas en el vestuario.
Ha trascendido que el entrenador, Julian Nagelsmann, ha sido muy crítico con los jugadores por su actitud y la tensión es palpable con algunas estrellas del vestuario. Pero justamente el regreso de Joshua Kimmich al equipo es una de las buenas noticias para el Bayern.