La imponente estatua de Poseidón, recientemente instalada en las playas de Progreso, Yucatán, ha sido objeto de controversia tanto por razones culturales como legales. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha ordenado su clausura temporal, añadiendo una capa burocrática a un debate ya cargado de simbolismo local.
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Choque de culturas: Poseidón vs. Chaac
La instalación de la estatua del dios griego de los mares provocó una reacción inesperada entre los lugareños. Muchos atribuyeron las recientes lluvias e inundaciones a la presencia de Poseidón, argumentando que había enfurecido a Chaac, el dios maya de la lluvia. Este choque cultural puso de manifiesto la profunda conexión de la comunidad con sus raíces ancestrales.
Regulaciones ambientales en juego
La Profepa justificó la clausura citando la falta de autorización de impacto ambiental por parte de la Semarnat. La estatua, ubicada a 25 metros de la costa en el Playón frente al Malecón Internacional de Progreso, se instaló en espacios de agua marina, lo que requiere permisos específicos.
El futuro de Poseidón en Yucatán
Mientras la Oficina de Representación de Protección Ambiental en Yucatán continúa con el procedimiento administrativo, el destino de la estatua permanece incierto. Este caso plantea interrogantes sobre la intersección entre el desarrollo turístico, la preservación cultural y la protección ambiental en zonas costeras.