Con motivo del Día del Niño, la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), exige que se garantice el derecho de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a una educación de calidad.
La educación en México debe ser relevante y adaptarse a los diversos contextos sociales, culturales y económicos que nos definen, de modo que los planes y programas respondan a las necesidades reales de cada comunidad; además de que el aprendizaje no puede estar condicionado por la falta de infraestructura, el rezago tecnológico o la indiferencia institucional.

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Y es que señaló que las cifras son alarmantes, toda vez que más de 26 mil escuelas carecen de agua, 20 mil no cuentan con lavamanos, cerca de ocho mil no tienen electricidad y casi dos mil ni siquiera disponen de baños; “estas condiciones vulneran derechos fundamentales y perpetúan la desigualdad”. En tanto que, siete de cada 10 escuelas de educación básica a media superior no tienen conexión a internet y casi la mitad no dispone de equipo de cómputo con fines pedagógicos.

A ello se suma una grave falta de materiales adaptados para niñas y niños con discapacidad; “esta brecha digital compromete el acceso equitativo al conocimiento y reduce las oportunidades de millones de estudiantes”, pues además, apenas 6.0% de las escuelas cuenta con una red de acceso gratuito y funcional lo que limita el uso de tecnologías en la enseñanza.

Por ello, “no podemos hablar de desarrollo, justicia o crecimiento sostenible si millones de menores enfrentan condiciones indignas para aprender”, indicó el sindicato patronal.
Observó que a los anteriores datos, se suma el hecho de que como parte de la deserción está el impacto de la pobreza, toda vez que cuatro de cada 10 menores viven en condiciones de vulnerabilidad, y uno de cada 10 lo hace en pobreza extrema, según datos del Coneval.

La infancia más pequeña —de cero a cinco años— es la que enfrenta mayores carencias de seguridad social y acceso a servicios de salud.
Por lo que “invertir en su desarrollo es invertir en un México con más bienestar y menos brechas”; a ello se suma el hecho de que más de la mitad de los menores que viven en pobreza extrema, son indígenas o pertenecen a comunidades rurales, lo que evidencia una doble marginación.

A pesar de los esfuerzos, la cobertura educativa sigue siendo insuficiente. La matrícula en secundaria y educación media superior se ha reducido, y el abandono escolar aumenta con la edad.
La deserción en adolescentes responde, en muchos casos, a la necesidad de incorporarse al mercado laboral, por lo que datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022 reporta que 3.7 millones de menores trabajan, muchos en ocupaciones no permitidas, sin condiciones de seguridad ni respeto a sus derechos.

De éstos, casi 1.8 millones realizan actividades peligrosas, y el 60% no asiste a la escuela.
“Frente a este panorama, reafirmamos nuestro compromiso con el Modelo de Desarrollo Inclusivo (MDI), donde la educación es un eje central. Consideramos que cada niña y cada niño debe contar con las herramientas necesarias para aprender, desarrollarse y contribuir al país que soñamos. No hay transformación posible sin educación de calidad”, aseveró la Coparmex.

Recordó que trabaja activamente en sus 71 Centros Empresariales, y en conjunto con aliados como UNICEF, impulsa políticas y programas que favorezcan el bienestar social, prioricen la primera infancia y fortalezcan el cumplimiento de los derechos de la niñez, entre ellos, el acceso efectivo a una educación digna y con visión de futuro.