Rafael Nadal, el adiós en Roland Garros del mejor arcillista de todos los tiempos: “Me voy con mucho amor”

Martín Avilés / Ovaciones Foto: Reuters Rafael Nadal tomó la valija donde atesora esas 14 Copas de los Mosqueteros acumuladas en esa época dorada en que era uno mismo con la arcilla sagrada de la Philippe-Chatrier y alzó su mano derecha para despedirse de cada uno de esos aficionados que estuvieron ahí desde el 23

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Martín Avilés / Ovaciones
Foto: Reuters

Rafael Nadal tomó la valija donde atesora esas 14 Copas de los Mosqueteros acumuladas en esa época dorada en que era uno mismo con la arcilla sagrada de la Philippe-Chatrier y alzó su mano derecha para despedirse de cada uno de esos aficionados que estuvieron ahí desde el 23 de mayo de 2005, cuando aquel chico manacorí a punto de cumplir 19 años, debutó ante el alemán Lars Burgsmuller para dar inicio a la historia más hermosa jamás contada del Roland Garros.

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Tan pronto sus ojos se cristalizaron, agachó la mirada por un instante para tomar fuerzas y no derrumbarse. No en el sitio inmaculado donde se encumbró como leyenda. Habían pasado exactamente 722 días desde que el español pisó por última vez su templo. Ahí seguían sus rituales con las botellas de agua, la misma banda que le ha cubierto la frente hasta dejarle una pronunciada marca por el sol y esa zurda perfecta que ni entre el mar de lesiones ha ahogado su inigualable brillo.

Del otro lado de la red estaba un igualmente alemán, porque justo así es como se cierra un círculo. Alexander Zverev no titubeó ni un segundo, sabedor de que no había mejor manera de despedir al mejor arcillista de la historia que al honrarlo con su mejor juego posible, pues lo que menos necesitaba Rafa era la compasión de su adversario. Y así, lo venció por parciales de 6-4, 7-6 y 6-3. La estocada final para ‘El Toro’.

“Quiero darle las gracias a todos por la energía que me dieron. No sé si será la última vez que esté aquí, pero gracias a todos. Es muy difícil poner en palabras lo que siento. Me voy con mucho amor del lugar que más amo”, dijo Rafa con la voz entrecortada.

Cuán grande será la leyenda de Nadal en París que ‘Sascha’ se convirtió apenas en el tercer jugador en la historia que lo vence en Roland Garros. Solamente Novak Djokovic y Robin Soderling podían presumir semejante hazaña a la que se suma Zverev, quien deja el récord de Rafa en 112-3 en el major de tierra batida.

“Quiero felicitar a ‘Sascha’ por este partido y su victoria en Roma. Han sido dos años difíciles, con muchas lesiones y el proceso, de estar aquí y ser competitivo. Lo fui, tuve mis posibilidades, pero no para ganarle a un jugador así. Hay un gran porcentaje de que no regrese, pero no lo puedo decir al 100%”, avisó.

 

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Y es que sus pronunciados músculos siguen tan firmes como cuando reposaba en el trono del tenis. Pero la mirada de Rafa ahora refleja la frustración de un león enjaulado entre los barrotes de su propio destino, ahí donde las lesiones lo tienen preso. No fue Zverev el que ha puesto el punto final a su historia en Roland Garros, sino tiempo, quién es ahora el gran enemigo del balear.

The King of Roland-Garros 👑 @RafaelNadal pic.twitter.com/QYOHLEfS76

— Tennis TV (@TennisTV) May 27, 2024

El ganador de 22 cetros de Grand Slam cumplirá 38 años el próximo 3 de junio y el inexorable transcurrir de los días ahora se va en parpadeos. Al manacorí siempre lo aquejaron las lesiones, pero bien dice el dicho que no es lo mismo los tres Mosqueteros que 20 años después.

‘El Toro’ sufrió una lesión en el psoas ilíaco de la pierna izquierda a principios de 2023 que lo obligó a parar por enésima ocasión, primero, en Doha, luego Indian Wells, Montecarlo y así sucesivamente hasta perder un valioso año en el que Novak Djokovic se le escapó en su pugna por ver quién consigue más títulos de Grand Slam a lo largo de sus carreras. Con 24 del serbio, el ibérico ya ha tirado la toalla.

Tras la irremediable derrota ante Zverev, Nadal ha dado un paso más hacia el Olimpo del deporte blanco, donde su incomparable amigo y acérrimo rival en cancha Roger Federer lo espera ansioso con el mejor champán en la nevera listo para destapar tan pronto el mallorquín dé el cantado anuncio de su retiro. Y comenzará el camino hacia la inmortalidad.