Inicia la semana con el regreso a la Casa Blanca del presidente Donald Trump quien, según parece, arrancará imponiendo aranceles, expulsando migrantes, cancelando visas y probablemente emprendiendo alguna acción contra los cárteles de las drogas, a los cuales denominará organizaciones terroristas.

¿Cuál será el alcance de los anuncios que hará Trump? La respuesta a esta pregunta la han tenido muy bien guardada sus colaboradores, pero lo que es evidente es que el nuevo presidente iniciará su mandato dejando en claro que ejecutará lo que prometió y eso tendría que tener en alerta roja al gobierno mexicano para responder a las bravuconodas, no con ocurrencias, sino con una estrategia sensata que le permita pintar su raya con el gobierno de Trump, sin cerrar la puerta a las negociaciones y acuerdos que necesariamente tendrán que ocurrir más adelante entre los dos países.

Vendrán tiempos duros y desafiantes para el gobierno de México en su relación con Estados Unidos, una vinculación que nunca ha sido fácil pero que con el regreso de un Donald Trump súper cargado a la Casa Blanca, enfrentará retos pocas veces vistos en un país confrontado, dividido, endeudado, en la antesala de una crisis econó mica y con complicaciones muy serias si el nuevo presidente cumple sus amenazas.

Prudencia y templanza serían recomendables al joven gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien tiene que hacer a un lado la soberbia para sumar voluntades y enfrentar con mayor fortaleza a este huracán fuera de temporada llamado Donald Trump.