Rivera Garza: “La guerra hacia las mujeres es la gran tragedia contemporánea”

9, septiembre 2021

Santiago de Chile, 9 sep (EFE).- La escritora mexicana Cristina Rivera Garza (1964), galardonada recientemente con el premio chileno José Donoso, afirmó este jueves que “la guerra contra las mujeres es la gran tragedia contemporánea”, un tema que trata en su última novela sobre el feminicidio de su hermana.

“La guerra contra las mujeres es una cuestión estructural y es, junto a la migración, la gran tragedia de nuestros tiempos”, expresó a Efe la escritora en una entrevista virtual desde Texas (Estados Unidos), donde vive desde hace años.

Su último trabajo, “El invencible verano de Liliana”, en el que relata el asesinato machista de su hermana -una estudiante de 20 años que fue estrangulada por su expareja en la década de 1990-, es un reflejo más del carácter desafiante de la autora y de su intento de “subvertir el lenguaje heteropatriarcal dominante”.

Oriunda del estado de Tamaulipas (noreste de México) y catedrática de la Universidad de Houston (Texas), Rivera destaca por su prolífica obra, que abarca desde la ficción hasta el ensayo, el cuento y la poesía y entre la que sobresale su premiada novela “Nadie me verá llorar” (1990).

Pregunta (P): ¿Qué fue lo que le llevó a desenterrar los archivos de su hermana para escribir una novela sobre su asesinato 30 años después?

Respuesta (R): La muerte de mi hermana partió mi vida en dos, es un evento sobre el que estuve intentando escribir muchos años. La tardanza no fue solamente producto de mi duelo, sino que es resultado de los años que nos ha costado socialmente producir un lenguaje lo suficientemente humano para contar estas historias dignamente, sin justificar al perpetrador o culpar a la víctima.

P: Ese lenguaje empieza a emerger, pero ¿lo escucha la sociedad?

R: Yo creo que sí, está el lenguaje y está la escucha social y colectiva. Ahora estamos listos para entender estas historias no como crímenes pasionales sino como ejemplo de violencias estructurales que hacen daño y golpean los cuerpos de las mujeres.

“SUBVERTIR EL LENGUAJE PATRIARCAL”

P: ¿Puede el lenguaje servir para construir nuevas realidades?

R: El lenguaje hace un gran diferencia. El heteropatriarcal da pocas oportunidades para contar las historias de las mujeres. Como escritora, mi tarea ha sido curar ese lenguaje, subvertirlo y hacer todo posible para cuestionar sus tradiciones.

P: Poner el tema del feminicidio sobre la mesa ya es parte de este nuevo lenguaje, ¿no?

R: La guerra contra las mujeres es una cuestión estructural que siempre ha estado, una violencia íntimamente ligada a economías de extracción basadas en el trabajo invisible de las mujeres para lograr sus ganancias. Desde ahí empieza una situación de precariedad y fragilidad que crece y en algunos casos llega a la brutalidad máxima, el feminicidio.

P: En México los feminicidios siguen aumentando, un 7 % en el primer semestre de 2021.

R: La situación de mexicana es grave, gravísima, diez mujeres pierden la vida al día a manos de feminicidas, diez familias al día aparecen rotas y se quedan de por vida en duelo. La guerra contra las mujeres es, junto con la migración, la gran tragedia de nuestros tiempos.

“NO A LA IMPUNIDAD”

P: Al contrario que en la década de 1990, ahora somos cada vez más conscientes, pero los asesinatos a mujeres no cesan, ¿por qué?

R: Hay una tensión creciente y una tragedia que continúa. Las causas son múltiples, pero algo importante es la impunidad. Cuando los feminicidas saben que tienen 90 % de probabilidades de salirse con la suya, de que no les pase nada, es invitarles a que continúen haciéndolo.

P: ¿Hacen falta más escritoras que reivindiquen estos discursos?

R: Claro. El campo de lo literario no escapa a las jerarquías patriarcales. Los premios y publicaciones más importantes siguen dominados por hombres. Antiguamente, argumentaban que no era algo sexista sino basado en la calidad literaria, pero es sospechoso que la calidad fuera tan arrolladora solo entre ellos.

P: ¿Cómo revertimos esta situación?

R: Lo primero es reconocer a las que ya están ahí, y después asegurarnos que las nuevas generaciones tengan acceso a un campo donde todos sean partícipes, pero no va a ser un regalo, debe haber un constante señalamiento hacia esas puertas que deben estar abiertas. EFE