Rocha Moya tiene que irse

Crisis en Sinaloa: Tras masacre familiar, protestas masivas exigen renuncia del gobernador Rocha Moya. Violencia e impunidad desbordan el estado



La violencia en Sinaloa alcanzó niveles insostenibles. Culiacán es hoy una de las ciudades más peligrosas del país, con una percepción de inseguridad que se disparó hasta el 90.6% según el INEGI. Apenas un año atrás, esa cifra era del 43.5%.

El repunte no es casualidad. Tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, las facciones del Cártel de Sinaloa estallaron en guerra. “Los Chapitos” y “Los Mayitos” se disputan el control del estado, y en medio de ese fuego cruzado, los ciudadanos viven con miedo.

Los números lo confirman: en 2024 hubo 1,016 homicidios dolosos en Sinaloa, la cifra más alta en cinco años. La violencia que se pretendía controlar ha terminado por desbordarse.

LA TRAGEDIA QUE LO CAMBIÓ TODO

Pero las cifras no reflejan la brutalidad de los hechos. El asesinato de una familia en Culiacán fue el punto de quiebre.

El 19 de enero, Antonio de Jesús y sus tres hijos viajaban en su auto cuando fueron atacados a tiros. Él murió en el lugar. Gael, de 12 años, y Alexander, de 9, también perdieron la vida. Adolfo, de 17, sigue hospitalizado.

La versión oficial apunta a un intento de asalto. Pero la realidad es más cruda: el crimen en Sinaloa apunta directamente a los civiles.

La indignación no tardó en encenderse. Cientos de ciudadanos salieron a las calles, vestidos de blanco, exigiendo justicia. Y la protesta se convirtió en un grito de hartazgo contra el gobierno estatal.

El 23 de enero, las protestas llegaron hasta el Palacio de Gobierno de Sinaloa. Ciudadanos indignados irrumpieron en las instalaciones. Las paredes retumbaron con un solo grito: “¡Asesino, fuera Rocha!”, “¡Con los niños no!”.

ROCHA NO SE TOCA

Mientras Sinaloa arde, Morena cerró filas con el gobernador. Ricardo Monreal viajó a Culiacán con legisladores de Morena para mostrar su respaldo. Aseguraron que Rocha cuenta con el apoyo de la presidenta Claudia Sheinbaum y que el gobierno federal lo respaldará hasta el final.

El mensaje fue contundente: Rocha Moya no se toca. Pero defenderlo tiene un costo. Sheinbaum se está atando a un gobernador cuya permanencia es insostenible.

OBSTÁCULO PARA LA PAZ

Las sombras del narco sobre Rocha Moya no son nuevas. Tras la captura de “El Mayo” Zambada, se reveló que tenía programada una reunión con él. Hace unos años, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) lo incluyó en una lista de políticos con presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa.

Ahora, con Trump en la Casa Blanca y una orden ejecutiva contra el narco, Rocha Moya es un riesgo para México.

Si la violencia está fuera de control, si el gobierno federal tiene que enviar a Omar García Harfuch a apagar el fuego, y si la gente ya no confía en su gobernador, entonces él no tiene otra opción.

Si insiste en quedarse, el costo político también lo pagará Sheinbaum. Sinaloa necesita soluciones. Y Rocha Moya ya no es una de ellas.