Javier Guerrero / El Sol de Morelia
Foto: Javier Guerrero
Michoacán es conocido por sus tradiciones, su gastronomía y su cultura milenaria, pero también por ser uno de los referentes para la producción de bebidas artesanales, como es el caso del mezcal, lo que vuelve a este destilado un atractivo para visitar la entidad.
En el territorio michoacano se cree que la elaboración de este líquido ancestral tiene su origen en la época prehispánica, cuando los purépechas destilaban un derivado del agave al que llamaban vino de mezcal; luego, con la colonización, se le dio más impulso en la región.
Con el propósito de visibilizar la importancia de este fermentado del maguey, en 2018 dio inicio la Ruta del Mezcal Michoacano, impulsada por la Unión de Mezcaleros de Michoacán, que comprende los municipios de Charo, Indaparapeo, Madero, Morelia, Queréndaro y Tzitzio.
Estas localidades se encuentran a menos de una hora de la capital michoacana, por lo que se han convertido en un referente para conocer la producción del agave, desde su siembra hasta el proceso para convertirlo en alcohol.
Es en Madero, al sur de Morelia, donde se localiza la tenencia de Etúcuaro, que ha sido considerada la cuna del mezcal en Michoacán. Ahí se encuentran variantes de esta planta como el Chino, Espadín y Azul.
Son cerca de 250 productores en esta región, que produce aproximadamente el 80 por ciento de este destilado en el estado, con lo que se coloca como epicentro de la producción artesanal.
Este lugar, de superficie montañosa y clima subtropical, es una opción ideal para realizar actividades en las que se tenga contacto con la naturaleza; destacan la Tirolesa Mezcalera, el puente colgante y un mirador de cristal.
Desde estos tres atractivos ecoturísticos se ofrece una vista completa hacia el valle: sus bosques y zonas de cultivo. Por ejemplo, la tirolesa abarca una extensión de un kilómetro, colocándola como la más larga del estado.
Mientras que el mirador de Etúcuaro tiene casi 100 metros de altura, lo que garantiza una experiencia única al apreciar los verdes campos.
En cuanto al puente colgante, este desemboca en la llamada la Cascada Mezcalera, de 90 metros de altura; es un sitio ideal para refrescarse. Además, podrás conocer aquí las letras monumentales al estilo Hollywood con el nombre de la comunidad.
Estas actividades tienen un tiempo de recorrido de tres horas, y su costo se encuentra entre los 240 y los 650 pesos.
Desde Morelia se puede llegar, ya sea en automóvil o autobús, este último con un precio que ronda los 70 pesos.
Otras rutas del Mezcal
Y ya que se menciona la capital del Estado, esta cuenta, a su vez, con su propia ruta del mezcal, que permite tener un acercamiento a las tenencias de Atécuaro, Chiquimitío, Morelos, Jesús del Monte y San Miguel del Monte.
Durante el trayecto se pueden apreciar la cascada Chorro Prieto y el mirador, hasta llegar a la vinata Hacienda del Rincón, que incluye degustación y muestra de este líquido ancestral. Su fin llega en el Monumento Arqueológico Manos Pintadas.
El costo de esta actividad es de 500 pesos, con reservación previa en la página oficial de rutamezcal.com, teniendo como punto de salida el estacionamiento de Plaza Camelinas y de regreso al mismo sitio, luego de una experiencia de casi 10 horas.
Otro punto a considerar es la ruta mezcalera en Indaparapeo, donde, además de degustar los platillos típicos michoacanos en el restaurante La Cava, se puede hacer una visita a la exhacienda Zacapendo para contemplar la arquitectura del sitio y los plantíos de maguey.
En este municipio, localizado al norte del estado, las destiladoras como La Luna ofrecen visitas guiadas con un precio que va de los 500 hasta los dos mil pesos. Además de que en el mes de abril esta demarcación es sede de la Feria Internacional de la Pirotecnia.
Para llegar desde la ciudad moreliana hacia Indaparapeo, una de las opciones es abordar el transporte en la Terminal de Autobuses de Morelia (TAM), con un costo de entre 60 a 80 pesos, que recorrerá los 29 kilómetros en 40 minutos.
Las recomendaciones para visitar estos destinos son portar prendas frescas o de manga larga, usar zapatos cómodos, lentes, sombreros o gorra, bloqueador solar y repelente, cargar agua y, sobre todo, llevar dinero en efectivo con el fin de garantizar un viaje idóneo.