¿Sabes cuánto tiempo tardará tu cuerpo en eliminar la hamburguesa que te comiste?

PATRICIA RAMÍREZ Se necesita de cinco días a una semana para quemar el 100 por ciento de calorías que aporta una hamburguesa, por lo que urge educar para tener una sana alimentación y realizar ejercicio, advirtieron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Además, en la época de asueto predominan los ambientes obesogénicos,

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PATRICIA RAMÍREZ

Se necesita de cinco días a una semana para quemar el 100 por ciento de calorías que aporta una
hamburguesa, por lo que urge educar para tener una sana alimentación y realizar ejercicio, advirtieron
especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, en la época de asueto predominan los ambientes obesogénicos, por lo que es común que
durante la temporada decembrina y de verano las personas aumenten de tres a cinco kilos de peso e
incrementen sus niveles de colesterol y ácido úrico, debido al descontrol en la dieta y al mayor consumo
de alimentos ricos en grasas y carbohidratos, alertó el académico del posgrado de la Facultad de
Medicina de la UNAM, Sergio Alberto Mendoza Álvarez.
Explicó que para analizar estos efectos un parámetro que se ocupa es la hemoglobina glicosilada, que
se ve alterada, pues las vacaciones de verano son, incluso, una temporada más larga de asueto, que
puede ser hasta de meses. Esta prueba mide el nivel promedio de glucosa o azúcar en la sangre
durante los últimos tres meses.
“El otro factor es la hiperuricemia, que es la elevación del ácido úrico en la sangre, también por el alto
consumo de carne. La gente está acostumbrada a que en las vacaciones hace carne asada en el jardín,
sale con los amigos y la familia, comen la cecina con alto contenido de sodio, la arrachera, entre otras”,
expuso.
El internista destacó que en México las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte
–incluyen la diabetes, hipertensión, insuficiencia renal crónica-, razón por la cual es importante que la
población conozca sus riesgos y, sobre todo, tener buenos hábitos alimenticios.
La Organización Mundial de la Salud considera que México es un país mayormente mal nutrido y ocupa
el primer lugar en obesidad infantil. Las dietas deficientes provocan malnutrición en la primera infancia:
44 por ciento de los niños de seis a 23 meses de edad no consume frutas ni verduras y 59 por ciento no
come huevos, leche, pescado ni carne.
UN ANTOJITO
Luego de los periodos de descanso, prosiguió el universitario, es frecuente que lleguen al consultorio
pacientes que normalmente controlan su glucosa –en niveles de 100 a 120– con parámetros de 180 o
200.
Es evidente el cambio en los hábitos alimenticios de jóvenes, adultos y adultos mayores porque se
presentan ambientes obesogénicos, es decir, aquellos en donde se promueven la obesidad o malos
hábitos alimenticios. Suele suceder que en un grupo social si alguien intenta tener mejor control de su
alimentación, en ocasiones se deja llevar por las situaciones en las que se encuentra.
En esta temporada aumenta el consumo de carbohidratos -pan, tortilla, harinas, pastas-, licuados, agua
de fruta, jugos, cerveza y demás bebidas alcohólicas altas en calorías. Asimismo, se comen papas,
postres, tacos y alimentos fritos, capeados, ahumados y rostizados, refirió.
“Muchas veces se piensa que por el consumo de carbohidratos o grasas solamente sube la glucosa,
pero también se incrementa el colesterol o los triglicéridos, pues el cuerpo ya no digiere, no metaboliza
los carbohidratos y empiezan a acumularlos en forma de triglicéridos”, detalló.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 reveló que en México 24 por ciento de las niñas y niños
menores de ocho años tiene sobrepeso, y 26 por ciento de los menores de nueve presenta obesidad.
Ante este escenario el experto universitario propuso que se eduque en el hogar y las escuelas para
tener buena alimentación, a fin de contrarrestar el “bombardeo” que hay sobre comida chatarra en los
medios de comunicación y redes sociales.
“Así como se les enseña a respetar el medio ambiente y tienen educación cívica, que tengan educación
para su sana alimentación, pues la obesidad infantil es un problema de salud pública”, subrayó.
Además, se debe acabar con mitos como que los infantes pueden y deben alimentarse de todo. “Eso es
falso, se les tiene que enseñar a comer y formar hábitos”. Un menor obeso puede mantenerse así en su
adolescencia y juventud, lo cual lo predispone a sufrir diabetes e hipertensión.
De acuerdo con Mendoza Álvarez, durante vacaciones se debe promover que al igual que adolescentes
realicen actividades físicas, preferentemente 45 minutos al día: caminar, correr, jugar fútbol, básquetbol,

por ejemplo; y acudir al pediatra para una evaluación de peso y talla, revisar si esta corresponde a lo
esperado para su edad.
Las personas, sugirió, deben tener una dieta balanceada siempre, no sólo en vacaciones. “La
recomendación es la prevención: comer verduras al vapor, zanahoria, pepino, jícama, en lugar de
botanas como papas. En cuanto a bebidas alcohólicas, pueden ingerir dos copas diarias, pero si se
exceden, la cantidad de calorías ocasiona que los triglicéridos se incrementen”.