JOSÉ ANDRÉS DÍAZ

Foto: Cortesía @miseleccionmx

Una muy mala imagen la que dio la Selección Mexicana Sub-23 en los Juegos Panamericanos, al término de su victoria 1-0 ante Uruguay por la tercera fecha del Grupo A en el Estadio Elías Figuera en Valparaíso.

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Ello, porque tras el silbatazo final del encuentro, los uruguayos, como suele ser cada vez que pierden, buscaron bronca por la frustración de quedar eliminados en la fase de grupos del torneo varonil.

Y pues la encontraron. Los jugadores nacionales no se quedaron con los brazos cruzados y desde antes que terminara el encuentro, ya había algunos encontronazos que al final terminaron en la gresca.

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También porque el árbitro paraguayo Juan López, de muy bajo nivel, dejó que el encuentro se le saliera de las manos con faltas constantes, malas decisiones arbitrales y carencia del manejo del encuentro.

Entonces, inmediatamente finalizó el juego, se encendieron aún más los ánimos y comenzaron los golpes y empujones con los charrúas, que suelen recurrir a este tipo de conductas siempre que pierden partidos importantes.

En la gresca, de los más peleoneros fue el defensa del América, Emilio Lara, quien retaba a golpes una y otra vez a los jugadores uruguayos, que se le querían ir encima pero ya habían personas que los separaban.

También, Erik Lira fue de los que más repartió a diestra y siniestra en el área de las bancas, con lo que se armó una imagen con cero deportivismo tanto de mexicanos como uruguayos en los Juegos Panamericanos.

Cabe mencionar que en la cédula oficial que aparece en el sitio web de los Juegos Panamericanos, aparecen dos expulsiones para México, al 84′ y al 90+6, aunque no se especificó para quienes fueron las rojas.