El senador Gerardo Fernández Noroña protagonizó un tenso intercambio con jóvenes durante una charla en la “Escuela de Formación por la Paz y la Democracia. Estudiantes del 68“, después de que varios asistentes rechazaran sus planteamientos sobre la violencia de género.
El legislador respondió molesto, defendió que las agresiones hacia hombres son casos excepcionales y no comparables con la violencia estructural contra las mujeres, y en medio de su intervención volvió a molestarse al recordar el jaloneo que tuvo con el dirigente priista Alejandro Moreno Cárdenas, episodio que retomó para justificar la compra de una casa en Tepoztlán, la cual aseguró haber adquirido con ingresos legítimos.
“Me andan tocando el nervio porque estoy pagando una casa en Tepoztlán que va a costar 12 millones. Todo lo que tengo es producto de mi esfuerzo y de mi trabajo; no voy a renunciar a nada que me ingreso legítimo me permita“, afirmó durante el encuentro que se realizó en el Senado de la República organizado por el Instituto Nacional de la Juventud y después de que la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara alta, Laura Iztel Castillo Juárez les diera la bienvenida a los jóvenes.
El momento más álgido ocurrió cuando, al hablar de violencia de género, al señalar que “un hombre que haya sido agredido sexualmente por una mujer es algo excepcional. No se puede equiparar con la violencia brutal que viven las mujeres toda su vida y en todos lados“.
La frase desató de inmediato reclamos desde el auditorio. Jóvenes levantaron la voz para contradecirlo, algunos gritaban que respetara sus opiniones y otros pedían el micrófono para responder.
Con el ceño fruncido, Fernández Noroña se inclinó hacia adelante y alzó la voz con un tono áspero y visiblemente molesto. “No se puede comparar, no hagan de una excepción la regla“, replicó con exabrupto, moviendo las manos de manera enérgica.
El legislador interrumpió las protestas con frases cortantes, exigiendo respeto y reiterando que la violencia contra los hombres no podía usarse como argumento para minimizar la que viven las mujeres de forma permanente.
El intercambio se prolongó durante varios minutos, con gritos, reclamos y gestos de fastidio, hasta que poco a poco, tras nuevas intervenciones, los ánimos se fueron calmando y la discusión cedió lugar a un ambiente más sereno.
En el resto de su discurso, Fernández Noroña repasó los fraudes electorales de 1988, 2006 y 2012, así como la represión sufrida por movimientos sociales y estudiantiles, entre ellos la masacre del 2 de octubre de 1968.
Recordó que durante años se percibía imposible un cambio por la vía pacífica y señaló que fue la tenacidad de Andrés Manuel López Obrador, junto con el respaldo popular, lo que abrió el camino de la transformación política.
También cuestionó el clasismo y el racismo en la sociedad mexicana, narrando anécdotas de su juventud para ilustrar las dificultades de las familias humildes.
“Nos quieren solo de meseros, choferes o limpiadores, pero en México manda el pueblo y nadie más“, subrayó, al defender el derecho de cualquier persona a acceder a educación, salud, vivienda y cargos públicos.
El legislador insistió en que la dignidad humana debe estar en el centro de la vida política y que el movimiento que encabezan Morena, el PT y el PVEM no debe cerrarse a quienes deseen sumarse a la transformación.
“Nosotros no hemos cambiado un milímetro nuestra posición política; estamos firmes en el proyecto de nación“, afirmó, al cerrar con un llamado a la unidad y contra el sectarismo.
Laura Itzel y la herencia del 68
En su mensaje de bienvenida, la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Laura Itzel Castillo Juárez, hizo un llamado a los jóvenes para avanzar en la transformación, para “caminar juntos” y luchar por las grandes utopías de nuestro país, que dijo son la democracia, la justicia y la paz.
La legisladora compartió con los jóvenes su experiencia en la lucha social y política, y reiteró que la política es el vehículo para transformar la patria ante la injusticia y la desigualdad.
Recordó que de niña visitaba a su padre, Heberto Castillo Martínez, en la cárcel de Lecumberri, conocida como “El Palacio Negro“, donde estaba preso “no por haber cometido un delito, sino por luchar por la democracia y la libertad en este país“.
“Cuando yo pasaba por esos pasillos con mis tres hermanos y con mi madre, para ir a visitar a alguien que estaba allí, no por haber cometido ningún delito, sino por haber luchado por la democracia y por la libertad en este país; había un grafiti que era como un grito en la pared que decía: ‘En este lugar maldito donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza‘”.
Y por eso, aseguró que una de las frases más importantes del movimiento de Morena es “por el bien de todos, primero los pobres“, porque eso marca, aseguró, “la importancia de la lucha que nosotros hemos dado por la democracia y la justicia en nuestro México“.

Foto: Cuartoscuro.com 


