Telarañas digitales Niñas y niños en línea: una población que debemos proteger

BORIS BERENZON GORN Aunque tenemos una vaga idea de los peligros que implica para la niñez exponerse a estar en línea, es desafortunadamente una práctica cada vez más generalizada abandonarlos al uso de dispositivos de manera indiscriminada, poniendo en sus manos celulares, tabletas, computadoras y consolas de videojuegos mediante los cuales pueden acceder a internet

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BORIS BERENZON GORN

Aunque tenemos una vaga idea de los peligros que implica para la niñez exponerse a estar en línea, es desafortunadamente una práctica cada vez más generalizada abandonarlos al uso de dispositivos de manera indiscriminada, poniendo en sus manos celulares, tabletas, computadoras y consolas de videojuegos mediante los cuales pueden acceder a internet y contactarse con otras personas. Es común que los padres de familia y tutores encuentren un descanso al proporcionar a los niños y niñas los dispositivos para entretenerse, y por desgracia, muchas veces no están conscientes de las actividades que llevan a cabo en ellos y los dejan sin supervisión.

Una práctica aparentemente inocente como tener un celular o tableta en las manos puede implicar numerosos riesgos para la infancia. Aunque en apariencia podamos ver al menor sentado en un sillón con la vista en una pantalla, transmitiendo la falsa idea de que se encuentra a salvo, los peligros en línea son demasiados y no sólo afectan la salud emocional, sino que también pueden exponerlos a que su integridad sea dañada y a peligros cuando están fuera de casa. En primer lugar, con un dispositivo con conexión a internet, las niñas y niños pueden ser contactados fácilmente por cualquier extraño a través de redes sociales, juegos y otras plataformas, en muchas ocasiones empleando identidades falsas.

Los riesgos más comunes al ser contactados por desconocidos son el sexting y el grooming, que respectivamente implican ser forzados a enviar y recibir contenido sexualmente explícito a través de aplicaciones de mensajería y ser víctimas de depredadores en línea que se ganan la confianza de los infantes y los engañan para encontrarse con ellos, explotarlos o dañarlos. También es común que sean víctimas de phishing y estafas, aprovechando el desconocimiento que pueden tener en términos financieros, así como mintiéndoles para obtener su información personal. En línea, los niños reciben información que puede afectarlos emocionalmente al estar expuestos a mensajes extremistas, propaganda política o discursos de odio. Las personas que contactan a los niños por medios digitales también suelen impulsarlos a participar en desafíos virales que podrían poner en riesgo su integridad física y psicológica.

Pero aunque parezca que estos son casos extremos, los peligros de navegar en línea sin supervisión de un adulto también afectan la salud emocional de los menores, ya que pueden ser víctimas de ciberacoso, intimidación, chantaje y amenazas por parte de adultos y de sus pares. Asimismo pueden acceder fácilmente a contenido inapropiado para su edad, ya sea sexualmente explícito, violento o perturbador, a menudo sin tener que buscarlo, así como estar expuestos a información falsa que podría confundirlos. Experimentan lenguaje ofensivo e interacciones negativas con otras personas, especialmente cuando juegan en línea; sin contar que es común que sean víctimas de robo de identidad y blanco de virus, malware y ransomware.

De igual manera, cuando las infancias navegan en línea sin que un adulto esté consciente de sus prácticas, pueden manifestar actitudes inapropiadas que podrían ser perjudiciales para ellos mismos y para los demás. También pueden adquirir bienes y servicios inadecuados para su edad o utilizar el dinero de los padres y tutores de manera inapropiada. Además, pueden suelen desarrollar adicción a la tecnología y formar parte de grupos que promueven prácticas de riesgo, como autodestrucción, uso de sustancias ilegales, prácticas poco saludables para perder peso, autolesiones y otras. Por lo anterior, es fundamental que los padres y tutores se mantengan al tanto de las actividades que los niños llevan a cabo en línea, informándoles de manera positiva sobre los peligros y enseñándoles a protegerse a sí mismos cuando se encuentren solos. La información puede salvar vidas.