Las lluvias en esta temporada en la Ciudad de México han sido extremas, pues han rebasado en 33 por ciento la media de los últimos 43 años, lo que ha generado múltiples inundaciones en diversas regiones de la metrópoli, advirtieron especialistas.
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La doctora Claudia Rojas Serna, investigadora del Departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que las lluvias más intensas en los últimos 43 años se han registrado en este 2025, lo que impone récords en cantidad de agua pluvial en la capital.
Sin embargo, la investigadora descartó que en la Ciudad de México pueda presentarse una inundación de dimensiones catastróficas, pues aunque el drenaje no funciona como se quisiera, sí permite desalojar el volumen de agua, aunque no tan rápido como se desearía.
La especialista en fenómenos meteorológicos extremos, sequías e inundaciones señaló que previo a la actual temporada veníamos saliendo de una sequía muy prolongada, y todavía el año pasado hablábamos de ese fenómeno en todo el país y particularmente en la ciudad.
Este incremento de temperaturas provocó la falta de precipitaciones y ahora se presenta una recuperación del déficit de los últimos cuatro o cinco años, dijo la académica de la UAM Iztapalapa, quien subrayó que diversos estudios muestran que tras una sequía prolongada se presentan precipitaciones muy intensas, que a su vez producen inundaciones.
Detalló que algunas zonas de las alcaldías Coyoacán, Álvaro Obregón, Iztapalapa y Tlalpan, entre otras, han sufrido anegaciones importantes en los meses recientes, que han superado el metro de profundidad, con afectaciones a la infraestructura, instalaciones hidráulicas y red eléctrica, lo que conlleva pérdidas materiales y económicas.
Otra afectación es la contaminación, ya que al mezclarse el agua de lluvia con aguas residuales de viviendas o industrias, se arrastran residuos que pueden generar problemas de salud a la población.
Además, subrayó que la infraestructura de drenaje de la ciudad es una mezcla de sistemas de distintas épocas: el Gran Canal del Desagüe y la red de tuberías y alcantarillas con más de 100 años, y la red de drenaje profundo, construida hace 50 años como primera obra contra inundaciones.
Cuando se diseñó el alcantarillado, se proyectaba el crecimiento poblacional, pero la falta de ordenamiento territorial ha hecho que en muchos puntos descarguen más viviendas de las previstas, saturando la red.
Por lo tanto, las inundaciones también tienen que ver con los asentamientos irregulares, hundimientos y la circulación de vehículos pesados en las principales avenidas.
La doctora Rojas Serna enfatizó la necesidad de impulsar acciones de adaptación al mayor volumen de lluvias, aunque reconoció que implican altos costos económicos, sociales y políticos.
Añadió que al entubar los ríos de la metrópoli se redujo su capacidad natural, lo que impide al agua correr como lo hacía antes. Ampliar esas tuberías sería ideal desde lo hidrológico, pero irrealizable desde lo práctico.
No obstante, propuso acciones como cambiar las entradas de las tuberías de drenaje en sitios identificados con recurrentes inundaciones, ya que cuando llueve fuerte las alcantarillas se desbordan y el agua retrocede.
También sugirió modificar tuberías viejas en zonas críticas y trabajar en infraestructura verde, como parques y áreas permeables, además de usar materiales filtrantes en avenidas en lugar de asfalto, lo cual sería incluso más efectivo que recargar el acuífero con pozos de inyección.




