El fallecimiento de Tony Méndez, guitarrista de Kerigma y responsable de la etapa madura de Rockotitlán, activó una cadena de mensajes que recordaron su papel como anfitrión, productor y aliado de bandas, en un país donde el rock arrastró años de censura y falta de espacios propios.
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Amigos cercanos despidieron a Méndez con referencias a su “camino al Mictlán” y agradecieron que abrió espacios para jóvenes músicos en el escenario de Rockotitlán y los integró a proyectos posteriores como Discos Rockotitlán, donde el registro audiovisual se sumó a la experiencia del foro como espacio de encuentro.
El velorio de Tony Méndez quedó programado para el lunes 8 de diciembre en la Funeraria Castell de Revolución, ubicada en Cda. Revolución 367, colonia 8 de Agosto, Ciudad de México, con una despedida abierta hasta las 07:00 horas del martes 9.
Tony colocó a Rockotitlán como el lugar más importante del rock nacional, donde Kerigma, el foro y grupos emergentes convivieron, con batallas de bandas, producción de discos de culto y participación en festivales internacionales.
Santiago Behm publicó que Méndez ayudó a El Juguete Rabioso al abrirles el foro y impulsar su primer disco en la disquera Rockotitlán, antes de facilitar su camino hacia una firma de alcance internacional, para concluir que “el rock mexicano le debe mucho”.
Detrás de esas historias se ubicó la trayectoria del foro fundado en 1985 por Sergio y Fernando Arau, creado como respuesta a la ausencia de espacios para el rock nacional después de Avándaro y definido como un sitio para tocar rock en español y con identidad mexicana.
En 1990, el control del local pasó a Tony Méndez, quien consolidó su reputación en Insurgentes y mantuvo la vocación de casa abierta para grupos nuevos, con un trato respetuoso y digno hacia los músicos.
La compra del foro derivó en la expansión discográfica con la creación de Discos Rockotitlán en alianza con Warner y Sony, sello desde el cual se grabaron proyectos de Ansia, Crista Galli, El Juguete Rabioso, Sergio Arau y Kerigma, convirtiendo el nombre del foro en una marca musical.
En esa fase, Rockotitlán dejó de ser solo un punto de reunión nocturna y se transformó en un nodo de producción, donde las bandas podían tocar, construir público y grabar discos, mientras Méndez fue el enlace entre la escena independiente y la industria.
El recorrido del foro incluyó el cierre de la sede de Insurgentes a finales de los años noventa y la apertura en Canal de Miramontes en 2001, donde funcionó hasta 2009, pese a conciertos de apoyo que no evitaron el cierre definitivo.
A la noticia de su fallecimiento se sumó su legado como integrante de Kerigma, banda con la que compartió escenarios durante décadas, consolidando su figura como músico y gestor que abrió oportunidades a nuevas generaciones.
Descanse en paz, Tony Méndez.




