El esloveno del UAE Team Emirates XRG no solo conquistó su cuarta victoria de etapa en esta edición, sino que infligió un duro golpe psicológico a Jonas Vingegaard en la contrarreloj de montaña hacia Peyragudes, para ampliar su ventaja en la general a más de cuatro minutos.
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Desde el primer pedalazo, Pogacar demostró por qué es el gran dominador de esta edición. Con un ritmo implacable, superó en más de medio minuto a Vingegaard, quien terminó exhausto y desplomado sobre su bicicleta.
“Estoy súper contento. Esta crono era una gran incógnita desde diciembre. Quería que todo saliera perfecto“, declaró el esloveno al cruzar la meta.
La elección de bicicleta resultó clave. Mientras algunos optaron por modelos específicos para contrarreloj, Pogacar confió en su máquina de carretera habitual. Un reflejo más de su genialidad.
“Hicimos cálculos: si no puedes esforzarte igual en una bici de crono, los tiempos se equiparan. Preferí rodar cómodo, como llevo doce días”, explicó.
A pesar de su superioridad, el bicampeón del Tour no lo tuvo fácil. En los últimos kilómetros, con rampas que superaban el 10% de pendiente, llegó a sentir que estaba al borde del colapso.
“Entre el kilómetro 3 y 2 tuve que recuperar. Sabía que el final sería durísimo. Ver que ganaba me dio alas“, explicó sobre el vistazo al cronómetro en la cima, que le dio el empujón final.
Para Vingegaard, la etapa confirmó su inferioridad momentánea. El danés de Visma-Lease a Bike, vencedor en 2022 y 2023, no pudo seguir el ritmo demoledor de Pogacar, que ahora luce imbatible camino a su tercer maillot amarillo.
Con esta exhibición, Pogacar no solo suma su victoria número 21 de por vida en una etapa en el Tour, sino que envía un mensaje contundente sobre su dominio en los Pirineos. Ahora, el sábado, la carrera afronta otra jornada clave con la mítica etapa de Saint-Lary-Soulan. Allí, el esloveno podría asestar el golpe definitivo.

Foto: Reuters 


