Después de casi dos décadas, la tragedia de Pasta de Conchos da un giro inesperado. En un operativo sigiloso y cargado de emotividad, los primeros restos óseos de los mineros sepultados en 2006 arribaron a Saltillo, Coahuila, marcando un hito en esta dolorosa historia.
El traslado, que duró más de seis horas y recorrió 300 kilómetros desde San Juan de Sabinas, concluyó cerca de la medianoche en las instalaciones del Servicio Médico Forense de Saltillo. Bajo estrictas medidas de seguridad y escoltados por la Guardia Nacional, los restos llegaron en una camioneta, siendo recibidos por especialistas de la Fiscalía General de la República ataviados con trajes especiales.
El rescate de estos primeros restos, iniciado a las 16:40 horas y culminado cerca de las 18:30, provocó una mezcla de emociones entre los familiares presentes. Martha, hija del minero Guillermo Iglesias, compartió su experiencia: “Vimos una estructura, todo el esqueleto. Quiero saber de qué murió, cómo murió y en qué lugar murió”.
La incertidumbre persiste entre las familias. Elvira Martínez Espinoza, una de las viudas, expresó: “Tenemos la duda... ¿murieron el día de la explosión o esperando ser rescatados? Busco acceso a la verdad”.
Este primer rescate representa apenas el inicio de un proceso que promete ser largo y complejo. Las autoridades anticipan ofrecer resultados preliminares el próximo lunes, mientras se preparan para continuar con la extracción de más restos.
La llegada de estos restos a Saltillo no solo reaviva el dolor de la tragedia, sino que también renueva la esperanza de las familias por obtener respuestas y closure después de 18 años de espera. Este evento marca un punto de inflexión en la búsqueda de justicia y verdad para los 63 mineros que perdieron la vida en aquel fatídico 19 de febrero de 2006.