Tren Maya: tres descarrilamientos después

Tercer descarrilamiento del Tren Maya evidencia fallas técnicas y sobrecosto de 540 mil millones vs 150 mil proyectados


Juan Ortiz

Un vagón del Tren Maya se descarriló tras salir de su vía e invadir rieles vecinos. Ocurrió en el Tramo 3, que conecta Calkiní, Campeche, con Izamal, Yucatán, una de las rutas más utilizadas en el sureste. No hubo personas lesionadas de gravedad. Sin embargo, el incidente provocó que pasajeros fueran evacuados sobre las vías, según se observa en los videos difundidos en redes sociales.

Es el tercer descarrilamiento reportado desde su inauguración en diciembre de 2023, lo que refuerza una preocupación de fondo: la necesidad de una revisión integral, tanto en lo técnico como en lo financiero.

LOS COSTOS

El Tren Maya es uno de los proyectos insignia del obradorismo. En 2018, el expresidente aseguró que costaría 150 mil millones de pesos. A precios de 2024, serían 199 mil millones. Hoy, el gasto acumulado es de 540 mil millones, de acuerdo con México Evalúa y cifras revisadas por Animal Político. Casi tres veces de sobrecosto.

A eso se suman hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación: falta de proyecto ejecutivo, pagos en exceso, terrenos no utilizados y contratos sin criterios técnicos.

SIN RENTABILIDAD

El tren no ha despegado en lo económico. Desde su inauguración hasta junio de 2025 se reportan pérdidas por 5 mil 807 millones de pesos, según una revisión de El Financiero. En 2024, recibió 15 mil 192 millones en subsidios para operar.

Para 2025, se aprobaron otros 40 mil millones con la promesa de que el transporte de carga pueda mejorar los números… porque los ingresos siguen por debajo: en el primer semestre, la venta de boletos generó 525 millones, ni el 10% de lo que cuesta hacerlo funcionar.

LOS RIESGOS

Más allá del caso de Izamal, hay un patrón. Entre diciembre de 2023 y junio de 2024 se documentaron 44 incidentes: fallas eléctricas, retrasos, vagones parados, puertas que no cierran, trenes detenidos en trayectos.

Los tres descarrilamientos -Tixkokob, Bacalar e Izamal- son una alerta para revisar a fondo este proyecto. La empresa a cargo, Olmeca-Maya-Mexica, depende de la Sedena. Sin embargo, no existen informes técnicos públicos sobre mantenimiento, inspección o causas de los eventos reportados.

DENUNCIAS SIN RESPUESTA

El primer descarrilamiento del Tren Maya ocurrido en 2024 revela otro ángulo: la falta de seguimiento a los señalamientos. Semanas antes, Latinus publicó una investigación sobre una red de proveedores llamada El Clan, integrada por personas cercanas a Andy y Gonzalo López Beltrán.

El reportaje denunció la venta de balasto sin certificación, mediante pagos a laboratorios y tráfico de influencias. Las grabaciones incluyen frases como: “Ya cuando se descarrile el tren va a ser otro pedo”.

Pese a la gravedad, no hay constancia de que la autoridad haya abierto una investigación técnica o penal. La historia quedó archivada.

Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) documentó otro caso: el exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez, estuvo vinculado a una red que ofrecía huachicol para las obras del Tren Maya.

También se documentó que el consorcio español Grupo Azvi, vinculado al caso de corrupción Koldo, obtuvo contratos por 58 mil millones, incluyendo el Tramo 3, donde ocurrió el reciente descarrilamiento. El empresario Víctor Aldama, intermediario del acuerdo, confesó en tribunales haber recibido sobornos. Uno de los contratos duplicó su costo, según Reforma.

Un proyecto de esta magnitud no puede operar sin vigilancia técnica y financiera. La revisión no es castigo. Es responsabilidad.

EL DATO INCÓMODO

El Tribunal Electoral obligó al INE a entregar constancias a 32 jueces y magistrados “reprobados”. La ironía: la propia reforma judicial ordenaba cumplir “al pie de la letra” los requisitos, prohibiendo candidatos con calificaciones menores. Así se estrena el nuevo Poder Judicial.