Tres bodas y un funeral

9, noviembre 2021

Santiago Nieto Castillo era consentido de Andrés Manuel López Obrador.

Era su operador, su golpeador.

Su zar antilavado, anticorrupción.

Casarse en Antigua, Guatemala, el sábado pasado con 300 invitados, champaña, red wine y una cena con tártara de atún, carpaccio de aguacate y macarroni de chilacayote le costó el trabajo.

El empleo, la chamba.

La dirección de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Desde donde le puso a Emilio Lozoya Austin, director de Petróleos Mexicanos (Pemex) y coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto, hoy preso en el Reclusorio Norte por recibir, al menos, 11 millones de dólares de la petrolera Odebrecht a cambio de contratos.

Una auténtica boda fifí.

Sí, de esos eventos prohibidos y satanizados en un gobierno cuyo slogan es “primero los pobres”.

Entre los invitados y asistentes estaban Mauricio Kuri, gobernador de Querétaro; Francisco Domínguez, su antecesor, y José Calzada Rovirosa, el predecesor de éste.

También Carolina Viggiano, secretaria general del PRI y esposa de Rubén Moreira Valdez, coordinador de los diputados del tricolor y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).

Josefina Vázquez Mota, fracasada candidata presidencial del PAN en 2012, que recibió mil millones de pesos en el gobierno de Enrique Peña Nieto para entregar a mexicanos en Estados Unidos y nunca dejó claro cómo los manejó.

Por supuesto, Layda Sansores, gobernadora de Campeche que trabaja con la izquierda pero cobra con la derecha; Sergio Gutiérrez Luna, de Morena, y Javier López Casarín, del Partido Verde.

Del mismo modo, la ministra de la Suprema Corte, Yasmín Esquivel, esposa de José María Rioboó, amigo de Andrés Manuel López Obrador.

Y Quirino Ordaz Coppel, ex gobernador de Sinaloa tirado al piso con Andrés Manuel, que lo becará en Europa, entre otros.

Es otra boda maldita.

La primera fue la del hoy ex vocero de Andrés Manuel, César Yáñez.

Casó con Dulce María Silva Hernández en septiembre de 2018 en una fiesta auténticamente fifí y digna de los más conservadores aspiracionistas.

Hasta portada de la revista ¡HOLA! mereció.

Como Enrique Peña y Angélica Rivera.

Yáñez, titular de Coordinación General de Política y Gobierno de la Presidencia, cayó de la gracia de su jefe.

Y ahí sigue, cobrando por la lealtad de lustros a Andrés Manuel, pero en el low profile (bajo perfil).

La primera en caer y, de hecho, la que desató el tsunami Paola Félix Díaz, secretaria de turismo de la CDMX… en jet privado.

Un avión rentado, según explicó el dueño del Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz.

Ahí, su asistente, llevaba 35 mil dólares en efectivo, declarados desde el aeropuerto de Toluca. Serían para cubrir gastos médicos en un nuevo destino, Los Angeles, California.

Con el escándalo desatado, en plena boda, Félix Díaz fue cesada por Claudia Sheinbaum Pardo.

La segunda boda fue, precisamente, la de la ex secretaria de Turismo, quién se casó en enero de este año, en pleno semáforo rojo, con Jorge Rizo Oñate.

El pecado de Nieto Castillo y de Félix Díaz fue atentar contra el discurso oficial de presunto combate a la corrupción y de austeridad republicana.

Contra el proyecto.

El primero más grave aún: era el encargado del combate al lavado de dinero, a los desvíos, a la evasión de impuestos, a la corrupción.

La segunda, porque le pega directamente a su hoy ex jefa, quien tiene sueños aspiracionistas de llegar a Palacio Nacional en 2024.

Ese es el meollo del asunto.

-Antes de que pudiera afectarse al proyecto, por las críticas derivadas de actos de terceros relacionados con un evento personal y transparente, preferí presentar mi renuncia como titular de la UIF. Mi lealtad es con el Presidente @lopezobrador_. Mi amor para @C_Humphrey_J”, tuiteó Nieto Castillo.

Con Enrique Peña Nieto fue Fiscal para Delitos Electorales en el último tramo del sexenio.

De ahí lo tumbaron porque denunció a Lozoya Austin y sus triquiñuelas con Odebrecht.

Nieto Castillo no es un santo.

A la Fepade llegó con mentiras.

Por haber trabajado para el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado, con Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, estaba impedido para ocupar ese cargo (fiscal para delitos electorales).

 

También Delgado

Mario Delgado, líder de Morena,  otro que se contradice.

El domingo andaba en la Fórmula 1

¡evento de fifís!

¿Y la austeridad republicana?

 

Vámonos: Van por Ricardo Anaya. Lo quieren en el bote. Lo citan presencialmente para aplicársela como a Lozoya: prisión preventiva.

 

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