Un mundo raro

6, agosto 2022

Ni duda cabe. Vemos a nivel global cambios políticos, inconcebibles hasta hace unos cuantos años y. a partir de los últimos cinco, se observa la llegada de un número mayor de populistas al poder. América Latina se lleva las palmas de este tipo de desgobernantes, aunque en el resto del globo tampoco escasean.
Los analistas se cuestionan qué ha pasado para que las poblaciones se decanten por estas nuevas clases políticas. Para la mayoría la respuesta es sencilla: la ciudadanía busca estabilidad y prosperidad y siente que quienes han estado al frente de las distintas administraciones, no han logrado dárselas.
Me parece importante hacer hincapié en la aparición de la pandemia, azote que logró afectar a todas las economías, que ha matado a millones de personas y enfermado a muchos más, sin que, hasta el momento y a pesar de las vacunas, se logre contener por completo.
Oleada va y oleada viene, con la consecuente afectación a tantas personas que, además, quedan con secuelas. No obstante el avance de la ciencia, al obtener vacunas a tan corto plazo, aún no encuentra el fármaco que alivie al mal y, aunque algunas naciones ya usan un conocido antiviral, sus secuelas pueden ser tan serias, como la de facilitar que quien acaba de salir del covid, vuelva a enfermar a los dos o tres días.
Los últimos acontecimientos, hablan del desbarajuste internacional. La renuncia -obligada- de Boris Johnson en la Gran Bretaña, aunque ya se veía venir, estremeció a una población que se arrepiente como de sus pecados, de haber votado el Brexit y perder su carácter de miembro de la comunidad europea.
El populista Johnson, con toda su demagogia, no pudo recuperarse de los reveses que se empezó a llevar, a causa de la crisis económica y de sus múltiples deslices a lo largo de la pandemia.
Cae el amigo de Donald Trump, máximo exponente de esta caterva de cretinos y de quien habrá que estar muy pendiente, en vista de la investigación que se lleva a cabo por los disturbios del 6 de enero, cuando se asaltó el Capitolio de Washington. Quizá podría, este comité, ser la única forma de detenerlo en sus locas ambiciones de volver a contender por la presidencia de Estados Unidos.
En Japón, inaudito: asesinan al ex primer ministro, Shinzo Abe, hombre de un enorme prestigio y aprecio a nivel global. En un país, en el que los ataques violentos son casi inexistentes, sonaron las alarmas en relación a los porqués de este crimen sin un aparente motivo. Un deschavetado exmilitar de 40 años, decidió que Abe pertenecía a un grupo que le molestaba y, sin más, decidió matarlo.
La invasión rusa a Ucrania ha sido la razón de las críticas y sanciones más serias contra Vladimir Putin, otro, a su manera, populista, que ha tenido la capacidad de convencer a su ciudadanía de las “bondades” de esta guerra. La desafortunada intervención ha producido millones de refugiados ucranianos, muertes al por mayor y una hambruna que podría generalizarse a varios países, al atacar al que se considera “el granero de la tierra” (El mayor productor mundial de granos).
De paso afecta por igual a la economía mundial, la que sufre un alza de precios imparable, inflación que golpea a millones de habitantes del planeta.
Raro, rarísimo el mundo que nos toca vivir, carente de líderes preparados, de estadistas de primera línea y políticos que, sin las falsedades del populismo, convenzan de que pueden darnos equilibrio y prosperidad.
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