Vacunas y cubrebocas, claves en el combate a Covid: UNAM

18, enero 2022

Ante el aumento rápido del número de casos confirmados por la variante ómicron de Covid-19, la Comisión Especial para la Atención de la Emergencia por COVID 19 de la UNAM emitió recomendaciones para mantener las actividades presenciales y evitar infectarse.

Informó que desde hace tres semanas, la epidemia ha tenido un aumento muy rápido del número de casos confirmados, el inicio del invierno, la entrada de una variante más contagiosa ómicron y las fiestas y vacaciones de fin de año aceleraron los contagios.

En su informe el órgano especializado de la UNAM indicó que parece claro que en esta nueva variante los cuadros son menos graves, pero ante esta situación y la necesidad de mantener la seguridad sanitaria en las actividades presenciales, emitimos las siguientes recomendaciones y consideración.

Parece claro que en esta nueva variante los cuadros son menos graves, pero recomendó la vacunación, que es la principal forma de evitar que una persona que se contagia con el virus causante de COVID-19 enferme gravemente y tenga mayor probabilidad de requerir hospitalización y morir.

Reiteró la importancia de que las personas mayores de 15 años inicien o completen sus esquemas y reciban su dosis de refuerzo en cuanto les corresponda, todas las que se utilizan en nuestro país son seguras, efectivas y de calidad.

Si bien, no existe información sobre cada una de las combinaciones, los estudios que han evaluado esquemas donde se combinan diferentes vacunas, tanto para completar esquemas iniciales como dosis de refuerzo, han encontrado que son estrategias seguras y efectivas.

La principal forma de contagio del virus es por medio de los aerosoles que produce una persona infectada con el virus (con o sin síntomas) y que se forman al respirar, hablar, toser, estornudar, soplar, gritar, cantar y respirar.

El uso del cubrebocas disminuye (filtra) la cantidad de virus que exhala una persona infectada y limita la cantidad de virus que inhala una persona que se encuentre cerca.

La recomendación general es que todas las personas utilicen un cubrebocas cubriendo bien nariz y boca al convivir con enfermos, al estar en lugares públicos fuera de la casa y al estar con otras personas en lugares cerrados o incluso en espacios abiertos si la distancia es cercana.

Aun usando cubrebocas no es conveniente hablar de cerca con otras personas. Existe desinformación y confusión sobre los cubrebocas, pero lo fundamental es usar el que sea cómodo y accesible para su uso correcto y continuo. Lo importante es usar un cubrebocas útil y no un cubrebocas perfecto.

Si se usa cubrebocas de tela, es necesario que tenga tres capas y sea de una fibra natural (algodón); si el cubrebocas es quirúrgico desechable, también debe ser de tres capas. Su eficacia puede medirse si impiden el paso de la luz.

Los cubrebocas de mayor eficiencia (N95, KN95, KF94, FFP3, FFP2, FFP1) es mejor utilizarlos en situaciones donde el riesgo de aerosoles provenientes de enfermos sea mayor, como puede ser al atender a un enfermo en casa, en un consultorio o en el hospital.

La limitada disponibilidad y la incomodidad de este tipo de cubrebocas pueden ser obstáculos reales para su uso general, y no son convenientes para un uso común, generando riesgos adicionales ante su utilización inadecuada o interrumpida.

El éxito de la prevención al utilizar el cubrebocas se logra con su uso adecuado. Cualquiera que se utilice debe cubrir la nariz y la boca al mismo tiempo y estar ajustado al puente de la nariz y a la piel de la cara sin pliegues, para evitar la entrada libre de aire por las comisuras.

En caso de decidir utilizar doble cubrebocas para aumentar la protección, será mejor combinar cubrebocas de dos tipos de materiales diferentes y colocar primero el de mayor eficiencia y encima el de menor. Una vez colocado se debe evitar tocarlo por el frente, se debe retirar por la cintas ajustables y lavarse las manos después de hacerlo.

La gran mayoría de las personas que han enfermado de COVID-19 en las últimas semanas han presentado cuadros leves con síntomas que generalmente se resuelven en menos de cinco días con los cuidados generales y con medicamentos para control de la fiebre (paracetamol) y las molestias por el proceso de respuesta del cuerpo a la infección (ibuprofeno).

Por lo anterior y para evitar riesgos de toxicidad o complicaciones, es importante reiterar que para el manejo de pacientes con COVID-19 no deben utilizarse:

Antibióticos de ningún tipo (azitromicina, levofloxacina, ceftriaxona, ivermectina, hidroxicloroquina); antivirales que no tienen efecto contra el virus causante de COVID-19 (oseltamivir, amantadina, rimantadina, aciclovir); medicamentos esteroides en los primeros cinco días de la enfermedad (cortisona, dexametasona, así como anticoagulantes sin supervisión médica (Aspirina, heparina, enoxaparina, clopidogrel).

Si la persona padece alguna otra enfermedad para la cual tome medicamentos de forma regular, deberá continuar usándolos sin interrupción.

Al tener un enfermo en casa se debe prevenir el contagio de los otros habitantes del domicilio por medio del aislamiento, el uso de cubrebocas (idealmente de alta eficiencia), la ventilación abriendo puertas y ventanas y la higiene regular con los productos de uso habitual del lugar.