La violencia digital se consolidó como uno de los frentes más urgentes en la agenda internacional para proteger a las mujeres, afirmó Moni Pizani Orsini, representante de ONU Mujeres en México, durante la ceremonia oficial por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer realizada en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Señaló que el entorno digital, inicialmente visto como un espacio de libertad y conexión, se transformó en un territorio de riesgo que afecta de manera desproporcionada a jóvenes, periodistas, políticas, activistas y defensoras de derechos humanos, quienes sufren ataques coordinados destinados a silenciarlas y expulsarlas de la participación pública.
Pizani explicó que la violencia digital se expande a gran velocidad debido al uso creciente de inteligencia artificial, al anonimato y a la falta de políticas y marcos legales capaces de responder a amenazas que se multiplican sin control.
Advirtió que los abusos en línea no se quedan en línea, pues generan miedo, inhiben la voz pública, erosionan derechos y pueden escalar hacia agresiones físicas e incluso feminicidios, lo cual exige una respuesta institucional inmediata y sostenida en todos los niveles de gobierno.
La representante aseguró que la débil aplicación de leyes y la insuficiente actualización normativa dejan en vulnerabilidad a millones de mujeres, mientras los agresores actúan con impunidad.
Enfatizó que “es indispensable que las normas y políticas evolucionen al ritmo de la tecnología” para garantizar protección efectiva tanto en entornos digitales como presenciales y para impedir que avances tecnológicos sean utilizados en perjuicio de mujeres y niñas.
Pizani reconoció el esfuerzo del Estado mexicano para incorporar la violencia digital en instrumentos de protección, como la actualización del protocolo de atención consular para víctimas de violencia basada en género, elaborado por la Secretaría de Relaciones Exteriores con apoyo de ONU Mujeres.
Destacó que el nuevo documento incluye estándares actualizados y elementos vinculados con movilidad humana, cambio climático, inseguridad alimentaria y riesgos emergentes derivados del ecosistema digital.
Al finalizar, llamó a organismos internacionales, gobiernos, sociedad civil, medios de comunicación y ciudadanía a construir espacios seguros —físicos y digitales— donde ninguna mujer tema alzar la voz.
