El diputado Jesús Sesma ha utilizado todos sus recursos para erradicar la tauromaquia, actividad cultural que está por cumplir 500 años en nuestro país. Se rasga las vestiduras, grita, ofende e incluso agrede personas de la tercera edad en su afán prohibicionista taurino. Pero lo que no toca ni por error son las peleas de gallos, que justo como las corridas de toros tienen hondo arraigo cultural en el país.
Es incongruente, que la nueva izquierda mexicana trabaje duro para trastocar la tradición taurina en lo que es más una prohibición velada, mientras que la Ciudad de México, entre enero y noviembre de 2024, fue una de las entidades con mayor número de homicidios, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Aunque la SSC-CDMX ha intensificado operativos, reportado detenciones y aseguramientos de armas, la incidencia de delitos de alto impacto, como homicidios dolosos, sigue siendo un desafío. Marzo cerró con un alza en este tipo de delitos.
Este diputado de poca monta, como otros tantos de su partido, argumenta que las corridas de toros son prácticas crueles que implican maltrato animal. Sin embargo, las peleas de gallos quedaron fuera de las prohibiciones en el dictamen final que promovió, lo que deja en entredicho la autenticidad en la postura de Sesma respecto a la tauromaquia.
Este personaje explicó que la exclusión de las peleas de gallos se debe a su arraigo cultural y social en los barrios y pueblos originarios de la Ciudad de México, así como al impacto económico que su prohibición podría tener en ciertas comunidades. Argumentó que este tema requiere una consulta pública específica para evaluar su impacto social, económico y cultural, lo que fundamenta su tratamiento diferenciado. Mismos argumentos que debería de haber aplicado respecto al Arte de Cúchares.
En resumen, Sesma busca prohibir las corridas de toros por considerarlas actos de crueldad incompatibles con el progreso social, pero no ha impulsado con la misma fuerza la prohibición de las peleas de gallos debido a su peso cultural, económico y a la necesidad de consultas públicas, lo que refleja una postura pragmática influida por el contexto político y social.
Pero hay más de fondo. Personas allegadas a Sesma y al mismo partido que representa han coincidido en asegurar que Sesma recibió una llamada personal del hombre fuerte del Cartel de Jalisco Nueva Generación para amenazarlo con dañar a su familia si se atrevía a prohibir las peleas de gallos.
La primera ocasión que este reportero escuchó la versión no le tomó mayor importancia. Pero con el paso del tiempo y de los acontecimientos otras personas en distintos lugares y días han coincidido con la versión.
En la escuela de periodismo solían decir ‘piensa mal y acertarás’.
Si Chuchito realmente quiere velar por el bienestar animal debería erradicar también las peleas de gallos. Tuvo la oportunidad de lograr que el destino de la gallística fuera el mismo que quiere para las corridas de toros, pero algo raro pasó, que ahí el ‘valiente’ que le da de patadas a personas de la tercera edad simplemente se rajó.
Ojalá que Sesma se pronunciara también con fiereza en contra de las peleas de gallos para ‘taparle la boca’ a este reportero. Difícil que ocurra. Dicen que cuando el río suena…
Para concluir, la pregunta de la semana: ¿De verdad esos políticos de poca monta representan a la izquierda mexicana?




