SOFIA CARVAJAL
La reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha suscitado una oleada de críticas y preocupaciones en diversos sectores de la sociedad mexicana. Los especialistas y activistas consideran que esta decisión representa un retroceso en la defensa de los derechos humanos en el país.
Desde su nombramiento en 2019, Piedra Ibarra ha enfrentado cuestionamientos sobre su independencia respecto al Poder Ejecutivo y una supuesta subordinación a los intereses del gobierno de la Cuarta Transformación. Esta dependencia lejos de promover y proteger los derechos humanos, ha generado desconfianza en sectores que han necesitado y buscado su defensa o la Intervención a su favor, piénsese en periodistas por ejemplo.
La gestión de Piedra Ibarra se encuentra marcada por una falta de transparencia en sus procesos y por decisiones controvertidas en temas clave, como las desapariciones forzadas y la violencia desmedida hacia quienes buscan informar. Estas omisiones han llevado a cuestionar si la CNDH cumple actualmente con su función de proteger los derechos humanos de todos los mexicanos, o si su liderazgo se ha convertido en un defensor parcial del gobierno actual.
Bajo la administración de Piedra Ibarra, la CNDH ha mostrado una postura menos crítica frente a la violencia y abusos cometidos por las autoridades federales. Este posicionamiento contrasta con el papel que la CNDH jugó en el pasado, cuando emitía recomendaciones contundentes frente a violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado, independientemente de los actores políticos involucrados y contrasta aún más con la idea con la que la creó Jorge Carpizo: “Proteger a los ciudadanos del arbitrio del poder”
La reelección abre un peligroso precedente, en el cual los liderazgos de instituciones públicas se mantienen a pesar de la evidente insatisfacción social con su desempeño. Esto pone en riesgo la credibilidad de la CNDH y, en última instancia, afecta la confianza pública en las instituciones de derechos humanos en México.
La permanencia de Rosario Piedra Ibarra deja muchos cuestionamientos el futuro de la CNDH y el compromiso del gobierno actual con la autonomía de las instituciones públicas. Frente a esta situación, la pregunta sigue siendo si la CNDH podrá recuperar la confianza de la ciudadanía y cumplir con su rol fundamental, o si permanecerá como un órgano debilitado, dependiente de intereses políticos. Más allá de esta pregunta, ¿a quien beneficia su debilitamiento institucional y por qué motivos?, ¿Quién presiono a tantos legisladores para reelegir a quien evidentemente hizo un pésimo trabajo? Era de todos sabido que la Presidenta Claudia Sheinbaum impulsaba a Nashielli Ramirez, ¿entonces de dónde recibió la indicación el coordinador de los Senadores de Morena, de Palenque?




