Tarde triunfal se tuvo la tarde de este sábado en la plaza de toros “Alberto Balderas”, de Autlán de la Grana, Jalisco, en la que se alzaron con un triunfo los matadores Leo Valadez y Jesús Enrique Colombo, cortando cada uno, dos orejas. De nueva cuenta el ambiente que se registró en los tendidos fue importante para el buen desarrollo del festejo, pues la afición siempre se ha volcado en apoyo a la tauromaquia. Aquí, se respira fiesta brava. Y es, dentro de estas tradiciones, que las corridas de toros siguen teniendo un papel fundamental para los carnavales, posicionandose, el de Autlán de la Grana, como el más importante de la región.
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Dentro de este fervor, Autlán de la Grana, sigue estando, taurinamente, bajo el mando del visionario empresario y ganadero Juan Pablo Corona, que apuesta por la calidad tanto en el elenco de toreros como en las ganaderías. La buena elección hecha en esta primera corrida dio bueno resultados, pues la tercia conformada por Leo Valadez, Jesús Enrique Colombo, y Arturo Gilio, ofreció un gran espectáculo, consiguiendo la salida a hombros los dos primeros, dejando también de manifiesto que existe un relevo generacional importante.

El encierro, procedió del campo bravo zacatecano, especificamente de la ganadería de Boquilla del Carmen, propiedad de un incansable impulsor como lo es Manuel Fernando Sescosse. Los toros, muy correctos de presentación, aunque de juego variado, destacando, el quinto, que correspondió al torero venezolano que cortó las orejas.
Leo, el claro ascenso
Abrió plaza el toro “Vencedor”, de 480 kilos, de la ganadería de Boquilla del Carmen, muy justo de fuerza y de embestidas muy deslucidas. Leo Valadez mantuvo la firmeza a lo largo de su trasteo, buscando la solvencia desde el saludo capotero, puesto y dispuesto en el quite, y anteponiéndose a la adversidad con las banderillas, para salir airoso. El toro tuvo a cuenta gotas los muletazos, pero Leo porfío con argumentos sólidos, sacando series de gran valor por el derecho. Bajo la apuesta del valor toreó de rodillas, poniendo así el punto final de una labor que tuvo la voluntad manifiesta. Errático con la espada se retiró entre palmas.
El quinto, “Condesito”, de 492 kilos, fue un toro con el que Leo Valadez puso las grandes emociones, un vibrante quite por zapopinas y como en sus inicios, tomó las banderillas y colocó tres buenos pares. Comenzó de rodillas su faena de muleta, y mantuvo el ánimo que la afición ya tenía con él. La faena la terminó por hacer él, bajo la inventiva y sacando esos pases con poder y verdad. Estocada certera para cortar con mucha fuerza, dos orejas.

Gran tarde de Colombo
“Escritor”, de 542 kilos, segundo de la tarde, desde salida marcó su condición, un peligro latente. En banderillas apretó con fuerza, pero Jesús Enrique Colombo entiende este tipo de toros y logró mostrar su poderío. Por el derecho, firme y determinante sacó los muletazos, con fondo, atemperando la condición del toro de Boquilla del Carmen. Por el izquierdo no dejó dudas, y de uno en uno, extrajo los trazos, siempre por encima de un toro que exigió en demasía. Estocada, y dos golpes de descabello para pasaportar al toro. Vuelta al ruedo tras petición.
“Viva Zacatecas”, de 497 kilos, ha sido el quinto de la tarde, un gran toro del hierro de Boquilla del Carmen, con el que Colombo emocionó a cabalidad. Un soberbio segundo tercio, mostrando la facilidad que tiene en banderillas, con tres buenos pares. Un toro que marcó la cadencia y el ritmo, permitió al torero venezolano una faena con pasajes por ambos pitones, un toreo variado, y los muletazos largos, con hondura y esa verdad, yendo a más en un quehacer que mantuvo a la afición desbordada de gran emoción. La rúbrica ha sido una gran estocada para cortar tras una mayoritaria petición, dos orejas.
Arturo Gilio, remar contra corriente
El tercero de la tarde fue “Enamorado”, un toro cárdeno de Boquilla del Carmen que tuvo mejor condición que los dos anteriores, Arturo Gilio no tardó en encontrar el virtuoso pitón derecho en donde desplegó series con profundidad y temple. Su faena la comenzó de rodillas y desde ahí levantó la mano para rivalizar con sus jovenes alternantes. No dudó en fundirse por el derecho ante la calidad mostrada por el astado que por el izquierdo tuvo menos recorrido. Ha sido importante el colofón con el acero, cortando una oreja. Su segundo dio muy pocas opciones, estuvo esforzado y voluntarioso, retirándose entre palmas.

MANOLO BRIONES 


