Un grupo de no más de 30 personas comienza a tocar los acordes de Matador, la icónica canción de Los Fabulosos Cadillacs lanzada en 1993. “¡Vamos UNAM, vamos UNAM!”, exclaman al unísono mientras tambores y trompetas retumban entre bengalas y banderas doradas con azul que ondean por los cielos de Ciudad Universitaria. Y el grupo de 30 se estira a más del doble.

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En camiones y microbuses comienzan a llegar más y más miembros de los grupos de animación de los Pumas. Con gorros de pescador, cientos de tatuajes con el emblemático escudo diseñado por Manuel ‘Pajarito’ Andrade, y una efervescente pasión, la afición rodea el Estadio Olímpico Universitario para ver el debut en el torneo Apertura 2024 de la Liga MX ante el León.

🏟️🐾 ¡Ambiente vibrante fuera del Estadio Olímpico Universitario antes del Pumas vs León en la jornada 1 del Apertura 2024! 🌟⚽

📸 – Luis Garduño | ESTO pic.twitter.com/Z6djp8ekaz

— OVACIONES (@ovaciones) July 7, 2024

“Creo que no se reforzaron muy bien pero es lo que hay. El fútbol cada vez es más un negocio y el billete manda. Ahorita Pumas es un equipo más de garra, de corazón”, dice Uriel Hernández mientras sostiene una lata de cerveza en la mano.

Una familia conformada por madre, padre e hijo caminan hacia el inmueble de la mano. El pequeño porta una peluca rizada y su camiseta está rotulada con el nombre de César ‘Chino’ Huerta, un mexicano que si bien no se formó en las entrañas de Cantera, se ha ganado a pulso el cariño de la afición y está cerca de migrar a Europa al tener una oferta del Girona de España en la mesa.

“Esperemos que se vaya, que represente a México en Europa porque hacen falta jugadores allá. Que se foguee y pueda desarrollarse más, es por el bien de la Selección”, comenta Luis González, padre del menor, quien asiente cona cabeza sobre si ‘Chino’ es su ídolo.

Más adelante, otra barra canta, baila y presume su orgullo auriazul como lo hacen los guerreros que defienden a su pueblo. Esa identidad universitaria que no olvida a su más odiado rival el América ni en una Jornada 1. “¡El que no brinque es un pollo maricón (sic)!”, exclaman.