Ana Paula Vázquez, Osmar Olvera y cómo el futbol americano impulsó medallas olímpicas en París 2024

Ana Paula Vázquez y Osmar Olvera, medallistas olímpicos en París 2024, forjaron su disciplina y fortaleza en los emparrillados del fútbol americano.



Foto: Luis Garduño | ESTO

París, Francia / Enviado.- La imagen de una niña con casco, hombreras y un jersey con la leyenda Corsarios ha cobrado un nuevo significado para el deporte mexicano. Y es que no se trata de una jugadora de flag football, sino de la medallista de bronce en tiro con arco por equipo femenil, Ana Paula Vázquez, quien se forjó como atleta en los emparrillados. La disciplina y exigencia física de ese deporte, no solo llevó a la coahuilense al podio en París 2024, pues también impulsó a Osmar Olvera, ganador de la plata en trampolín sincronizado.

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Nacida el 5 de octubre del 2000, en el municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, Ana Pau creció con la influencia de sus hermanos hombres. Por esa razón, cuando sus papás le dijeron que debía elegir un deporte, se decantó por el futbol americano, donde jugó como fullback, tacle defensivo y nariz.

“Mi mamá optó por meternos a diversas actividades porque le parecía importante y no le gustaba que una persona esté en la casa sin hacer nada. Sobresalí en futbol americano hasta que me lastimaron físicamente. Mi mamá me metió a la fuerza a tiro con arco”, dijo la Artemisa hace unas semanas a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).

Fue así como Ana Paula se adentró en el mundo de la arquería, donde inició con el arco compuesto, mismo que al no ser apto para competir en Juegos Olímpicos, lo cambió por el recurvo, pues soñaba con algún día rozar la gloria del olimpismo, tal como lo ha hecho este verano en la capital francesa.

“En 2014 mi entrenadora me pidió que me cambiara a arco recurvo. Me dijo que podía llegar a Juegos Olímpicos, y que me lo dijera una persona tan importante me metió la idea de que podía lograrlo y me la creí”, señaló. 

El caso de Osmar Olvera es similar. El ahora medallista de plata en los saltos ornamentales, es hijo de una leyenda del futbol americano en México, Sergio Olvera, quien jugó como corredor de las Águilas Blancas del IPN en la Liga Mayor entre 1992 y 1996. Por esa razón, el joven de 20 años de edad comenzó su carrera deportiva con el ovoide bajo el brazo. Sin embargo, el agua le llamó.

“Siempre, no solo a mí, también con mi hermana, nos guiaron siempre, obviamente hacia el deporte pero que nosotros escogiéramos el que nos gustara. Yo inicié en los clavados a los 4 años porque aprendí a nadar desde muy chico y me encantaba salirme y aventarme, íbamos de vacaciones y buscaba de dónde aventarme, incluso desde una silla”, comentó anteriormente.

Desde esa edad, comenzó a tirar clavados en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR), debido a que su tío y hermano de su madre, Erik Ibarra, era parte de la Selección Paralímpica de Natación como miembro del equipo técnico. Y gracias a sus influencias pudo hacer que Olvera se adentrara en los clavados desde pequeño, lo que marcaría el camino de su éxito.

De esta manera, dos de las cuatro medallas conseguidas hasta este momento por la Delegación Mexicana en los Juegos Olímpicos de París 2024, tienen una fuerte influencia del futbol americano, uno de los deportes de mayor arraigo en el país y que ahora, puede presumir de sentar las bases del éxito de dos de los mejores deportistas del momento.