PATRICIA RAMÍREZ
Foto: Cuartoscuro
La utilización constante a los dispositivos electrónicos y la poca exposición a la luz natural están provocando un incremento alarmante en los casos de miopía en niñas y niños, cada vez a más temprana edad, advirtieron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Jessica Vargas Ortega, oftalmóloga pediátrica de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que es muy importante que los pequeños menores de cuatro años estén frente a estas pantallas, pues les afecta más por el desarrollo incompleto de su visión.
Agregó que la Academia Mexicana de Oftalmología Pediátrica determinó que los menores de cuatro años no deben estar frente a estos artículos y mucho menos en el caso de bebés se les debe permitir tener acceso a estos aparatos.
A partir de los cinco o seis años es cuando puedan tener contacto con esos objetos, porque además es la edad en que acuden a la escuela.
De los seis años en adelante, una o dos horas, máximo, a lo largo del día; y de cuatro a cinco horas por jornada, a partir de los 15.
Recalcó que a raíz del confinamiento por la pandemia de Covid19 se intensificó el uso de dispositivos electrónicos y con ello el número de casos de errores refractivos de su visión.
En este sentido, precisó que la iluminación natural juega un papel muy importante en el crecimiento de las estructuras del ojo de un menor, hasta que alcanza el tamaño del de un adulto; a estas modificaciones que se presentan dentro del globo ocular se les llama emetropización.
Cuando los infantes no la reciben de manera suficiente, el proceso de emetropización no se realiza de forma natural; entonces, hay mecanismos compensatorios, uno de estos es la miopía, alertó.
La especialista explicó que la luz azul que emiten las pantallas de dispositivos electrónicos genera disminuye de manera importante el parpadeo, un fenómeno que protege la superficie del globo ocular porque al ejecutarse lubrica.
Es decir, al estar frente a las pantallas se deja de parpadear inconscientemente y esto provoca que la lágrima no alcance a hacer su función, se rompa y, como consecuencia, a la persona le arden los ojos.
La también cirujana oftalmóloga consideró necesario prevenir la epidemia de miopía, que se manifiesta con solidez, ya que de lo contrario puede escalar a números mayores.
“Aunque en México carecemos de estudios epidemiológicos y de información documentada (cifras) de lo que ocurre con los niños, cada vez se diagnostican miopías a edades más tempranas, en contraste con las hipermetropías y los astigmatismos que no han cambiado de incidencia.
Además de que la persona requiere anteojos por miopía, este padecimiento genera consecuencias importantes que a lo largo de la vida repercuten en la salud del paciente: alteraciones en otras estructuras del ojo, con riesgo a desprendimiento de retina, un tipo particular de glaucoma, además de los gastos que implica una enfermedad no atendida, incluso un grado de invalidez, describió.
Jessica Vargas recordó que al utilizar aparatos electrónicos la Academia Americana de Oftalmología recomienda realizar la llamada Regla 20-20-20: Después de los primeros 20 minutos que pasamos frente a la pantalla hay que descansar el mismo tiempo; el segundo 20 (cuando transcurren otros 20 minutos) efectuar una pausa por 20 segundos; y el tercer 20 consiste en mirar lejos, a 20 pies (seis metros), quizá nada específico, puede ser el cielo, una nube, un edificio.
Esto permitirá que en periodos cortos descansemos el sistema visual y se aminoren las molestias de trabajo crónico durante la exposición de pantallas, enfatizó la académica de la División de Estudios de Posgrado de la FM.
