MADRID.- Por fin. Porque muchas veces se habla del “momento”, del “día señalado”, del toro que define, del torero que tiene que demostrar en Madrid lo que vale. Y este 5 de junio, Borja Jiménez se encontró con todo eso: con un toro que ofrecía, con otro que se le puso difícil, con un cartel de peso, con una plaza llena hasta la bandera, y con una afición que exige… pero que también sabe reconocer la verdad cuando se impone. Y Borja, esta vez, se impuso.
El tercero: “Vid” y la tauromaquia que emociona
La faena al tercero fue la joya de la tarde. Un toro de Jandilla de 533 kilos, con movilidad, con ritmo, con transmisión, que encontró en Borja un torero en su punto justo: ambicioso, templado, entregado y con cabeza clara. Desde el saludo con el capote hubo conexión, pero lo mejor vino en la muleta.
Inició de rodillas y luego doblándose con mando para llevarse al toro largo. Fue una declaración de intenciones: “he venido a por todo”. Y no fue una pose. Por el derecho, Borja lo llevó a ritmo, a tiempo, sin brusquedades, imponiendo su concepto. Por el izquierdo, se abandonó. Toreó con el alma: a pies juntos, con suavidad, girando en el eje, vaciando por detrás. Madrid lo entendió, y lo agradeció.
La estocada fue certera. La oreja, rotunda. La petición de la segunda, mayoritaria. El palco, rígido. Pero lo importante ya había sucedido: Borja Jiménez había convencido a Madrid.
El sexto: cuando el toro no pone y el torero sí
Y para rematar su tarde, le salió el jabonero “Oftalmólogo”, de 628 kilos. Un toro que prometió en los primeros compases, pero se descompuso pronto: salió con la cara suelta, sin celo, y acabó quedándose cortísimo. Le costaba seguir el engaño, se revolvía en un palmo, y la faena se volvió una lucha de proximidad.
Ahí, donde muchos se descomponen o tiran por la calle del medio, Borja se creció. Lo citó de rodillas para empezar, y después lo sostuvo en pie con raza, con firmeza y con vergüenza torera. Cada pase fue un pulso, cada muletazo una apuesta. Quiso hacer más con menos, y mantuvo el interés hasta el final. Dejó incluso pases cambiados por la espalda, cuando el toro ya no tenía fuelle, y emocionó no por lo brillante, sino por lo valiente.
No cortó oreja, pero sumó autoridad y respeto. Y eso, en esta plaza, pesa tanto como salir a hombros.
Castella: mejor con el cuarto, pero sin explosión
Sebastián Castella tuvo una tarde desigual. El primero lo sorprendió de salida: le vino recto, lo desarmó y le forzó a cambiar el tercio. En la muleta, el francés le fue ganando poco a poco, en una faena que fue creciendo, pero que pecó de larga y sin redondear. El toro, noble pero justo de motor, terminó pasando sin entrega, y Castella alargó más de lo necesario. El público se lo recriminó, con razón.
Con el cuarto, sin embargo, se vio la mejor versión del francés. Toro con transmisión, toreo con hondura por el derecho, momentos importantes por el izquierdo. No fue una faena rotunda, pero sí sentida. Dio una vuelta al ruedo con dignidad, tras aviso y con una estocada defectuosa. Faena de emoción, aunque sin terminar de estallar.
Manzanares: sin conexión, sin fondo
El caso de José María Manzanares fue el más decepcionante. Con el segundo de la tarde, toro con nobleza aunque escaso de fuerzas, dejó detalles sueltos pero nunca rompió la faena. Fue suave, sí; hubo temple, sí; pero faltó entrega, mando y profundidad. El toro respondió, pero el torero no terminó de apretar.
Peor aún fue con el sobrero que hizo quinto. El titular se lesionó, y salió un ejemplar deslucido, reservón, que se lo pensaba antes de acudir. Manzanares, firme, lo intentó por ambos pitones, pero la faena no tuvo dirección ni alma. Fue un querer sin saber cómo. Ni emoción, ni estructura, ni altura.
Se fue en silencio. Sin pena ni gloria. Y en una tarde como esta, eso también pesa.
Jandilla: una corrida que ofreció
En términos generales, la corrida de Jandilla cumplió. No fue redonda, pero varios toros ofrecieron posibilidades claras. “Vid” fue el mejor, por clase y movilidad. El cuarto también apuntó cosas. El primero de Castella tuvo peligro; el segundo, nobleza. Pero en conjunto, la corrida tuvo interés y permitió ver toreo.
Borja Jiménez, una realidad
Lo de Borja Jiménez no fue una tarde buena, fue una tarde clave. Una tarde de verdad, de asumir responsabilidades, de torear con concepto, con pureza, con entrega. Una oreja que supo a dos, y una segunda faena de gran mérito. Borja Jiménez está llamado a más.
FICHA
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid)
Vigesimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2025
5 de junio de 2025
Lleno de “No hay billetes”
Toros de Jandilla, bien presentados y de juego variado. Destacaron el tercero por su clase y movilidad, y el cuarto por su transmisión. El sobrero que hizo quinto, reservón y complicado.
SEBASTIÁN CASTELLA: Silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso
JOSÉ MARÍA MANZANARES: Silencio y silencio
BORJA JIMÉNEZ: Oreja con fuerte petición de la segunda y ovación tras aviso

Foto: Manolo Briones 























