César Pacheco, el adiós a la novillería marcado por cicatrices

El zacatecano se doctora el 8 de septiembre en su tierra, regresa además a Calasparra, a un año de la tragedia



Foto: Cortesía

El próximo 8 de septiembre, en la Feria Nacional de Zacatecas, el novillero César Pacheco tomará la alternativa, poniendo fin a una etapa que ha estado marcada por la entrega, el riesgo y las huellas indelebles que deja el toro en el cuerpo y en la memoria.

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Antes de esa cita, el joven zacatecano tendrá un cierre intenso como novillero: este sábado actuará en el Lienzo Charro Zermeño de Guadalajara, después en Cedral el 15 de agosto, y, como se anunció ayer, participará en un certamen en España. Será en Calasparra, un lugar que para él tiene un significado especial y doloroso: fue allí, el 4 de septiembre del año pasado, donde una grave cornada lo dejó al borde de la muerte.

Pacheco puede decir que volvió a nacer aquella tarde en la XXXIII Feria Taurina del Arroz. La herida, más que física, se convirtió en un recordatorio constante de la fragilidad y la dureza de la profesión. Hoy, su cuerpo está cosido por cicatrices que narran una historia de resistencia y compromiso con su vocación.

En Calasparra, el próximo 4 de septiembre, se enfrentará a novillos de Juan Luis Fraile, compartiendo cartel con Julio Alguiar y Gonzalo Capdevila. Será, sin duda, una fecha cargada de simbolismo: regresar al ruedo donde casi se truncó su carrera, para despedirse de la novillería con la misma determinación que lo ha caracterizado.

La alternativa en Zacatecas marcará el inicio de un nuevo capítulo. Pacheco dejará atrás los años de aprendizaje y pruebas que supone el escalafón menor, pero llevará consigo la experiencia y las cicatrices —visibles e invisibles— que lo han forjado como torero y como hombre.