Checo, a ser profeta en su tierra con Verstappen y Hamilton al acecho: ¡Bienvenidos al Gran Premio de México!

MARTÍN AVILÉS Foto: Reuters Las flores de cempasúchil servirán de guirnaldas para honrar a cada piloto y el Foro Sol será un coliseo donde lucharán por demostrar que merecen un lugar en el Olimpo. Las gradas rugirán fervientes a cada vuelta del gran ídolo local Sergio Pérez mientras el repudio a Max Verstappen lo provocará

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MARTÍN AVILÉS

Foto: Reuters

Las flores de cempasúchil servirán de guirnaldas para honrar a cada piloto y el Foro Sol será un coliseo donde lucharán por demostrar que merecen un lugar en el Olimpo. Las gradas rugirán fervientes a cada vuelta del gran ídolo local Sergio Pérez mientras el repudio a Max Verstappen lo provocará como estocada a toro bravo. El Gran Premio de México es un hervidero de emociones, pasiones y colores; una explosión cultural y deportiva que engrandece el espíritu de una nación y le recuerda al mundo que en México es tan surrealista como las pinturas de Salvador Dalí.

 

El Autódromo Hermanos Rodríguez está listo para celebrar la edición 24 de la carrera más multifacética del calendario, esa donde se venera a la vida y la muerte por igual. El tricampeón mundial Max Verstappen llega como el gran favorito luego de imponerse en cuatro de las últimas seis ediciones de esta competencia y en 15 de 18 carreras en esta histórica temporada en la que rompió el récord de más triunfos consecutivos con 10 para sepultar la anterior marca de Sebastian Vettel.

 

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Pero si el neerlandés ha caminado descalzo por el suave asfalto de la gloria, en la Ciudad de México deberá tomar precauciones ante la espinosa ruta que recorrerá entre la engrandecida presencia de Checo Pérez, que provoca un frenesí descomunal entre los cientos de miles de aficionados que no cesarán en sus muestras de apoyo para empujarlo a lo más alto del podio, lugar donde nunca ha estado antes un mexicano en su propia tierra.

“Sería una locura. Es mi más grande sueño ganar este fin de semana, pero primero vienen las prácticas y hay que hacerlo perfecto”, dijo el volante de 33 años en la conferencia previa. “Como dije antes, es genial estar en casa, especialmente al final de la semana porque no tienes la oportunidad de ver a tus amigos y a tus fans tan seguido y aquí puedo hacerlo”.

Con el título en el bolsillo desde días atrás, el holandés acumula 466 puntos, cantidad inalcanzable para Pérez Mendoza y sus 240, cifra aún asequible para el británico Lewis Hamilton y sus 201 unidades, solo 39 menos que el criticado azteca de Red Bull. Los tres son los únicos pilotos que han superado hasta el momento la barrera de los 200 puntos en la temporada y son precisamente la tríada favorita para llevarse la victoria el próximo domingo 29 de octubre.

La disputa entre Hamilton y Pérez por ser la escolta de ‘Mad Max’ es un verdadero fuego cruzado. Apenas el domingo pasado, el de Stevenge, Reino Unido había recortado a 19 la diferencia con Pérez Mendoza y el GP de México pintaba para ser una guerra sin cuartel entre dos francotiradores. Pero una sanción posterior a la carrera de Austin, terminó por descalificar a Lewis y dejar en 39 puntos la brecha entre ambos. Un respiro para el de Guadalajara, Jalisco, un golpe al corazón de Hamilton.

“Acababa de salir de la rueda de prensa (en Austin), volví y estaba a punto de meterme en la bañera de hielo. Y entonces Toto (Wolff) vino corriendo y me lo dijo y eso fue obviamente devastador porque había sido un gran día y una gran carrera. Luego no me enteré del todo hasta que volví a casa. Sí, un poco desanimado después del día, pero había un montón de cosas positivas que sacar”, contó Hamilton en la conferencia previa del GP de México sobre cómo se enteró de su descalificación en el Gran Premio de Estados Unidos.

El siete veces campeón mundial reconoció que tras ese infortunio, ahora necesita “cuatro carreras realmente malas” de Pérez para poder superarlo. El tapatío acumula dos podios en la CDMX, ha entrado seis veces al top 10 y solo registra un abandono. Cifras sólidas, si se toma en cuenta que antes debía hacer milagros en una escudería de media tabla como Force India, después Racing Point. Por lo que Hamilton realmente necesita algo parecido a un milagro.

Del otro lado de la moneda, en el seno del equipo de las bebidas energéticas, la disputa del azteca con el neerlandés ha provocado una ráfaga de insultos y rechiflas por parte del público mexicano hacia el europeo cada vez que sus caminos se cruzan. Recién el pasado domingo, tras la premiación en Austin, el europeo fue sofocado entre gritos de “¡Checo, Checo!”, además de un claro abucheo durante el himno de Países Bajos. Una situación que preocupa a Pérez, quien espera que este fin de semana, la afición local se comporte y dé una muestra de deportividad.

“Es importante difundir este mensaje. Los medios parecen querer crear rivalidades fuera de la pista. Todos somos rivales, pero al mismo tiempo también somos atletas. Siempre queremos lo mejor para nosotros. Max y yo estamos en el mismo equipo. Los dos queremos ganar y los dos damos lo mejor de nosotros mismos”, expresó el de 33 años a los medios en conferencia.

Por supuesto que Verstappen está acostumbrado a ser enemigo público. Pero además, tiene argumentos de sobra para silenciar al público azteca. El máximo ganador de todos los tiempos en el Gran Premio de la Ciudad de México triunfó en 2017, 2018, 2021 y 2022. Sus cuatro victorias doblan la cifra obtenida por los cuatro siguientes máximos ganadores, ya que Jim Clark, Nigel Mansell, Alain Prost y Lewis Hamilton comparten el segundo peldaño con dos triunfos cada uno en la pista de la Magdalena Mixhuca. Y seguirá en las búsqueda por prolongar su legado con las rechiflas como la gasolina que lo impulsará.

Todo está listo para una edición más del Gran Premio de la Ciudad de México. El espectacular podio espera ya a su ganador. La Bandera de México está lista en caso de que Pérez consume el milagro y se bañe de champán. Y hasta el Ángel de la Independencia espera con calma el momento en que sus hijos cimbren la tierra que lo sostiene al sonoro rugir del auto número 11 del héroe nacional más grande que se recuerde en mucho tiempo.