Ayer se estrenó el cuarto episodio de la serie ‘Chespirito: Sin querer queriendo’, donde nos sugieren como se fue uniendo el elenco de El Chavo del 8, haciendo un llamado a la reflexión y cuestionarnos porque fue que se peleó el elenco si se mostraba la unión desde el principio.

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La serie fue estrenada el 5 de junio en la plataforma de streaming Max, bajo la producción de Roberto Gómez Fernández (hijo de Bolaños), donde nos han ido mostrando el ascenso de Chespirito desde la infancia hasta su éxito en los años 80. Pero también sobresalen los sacrificios y nos recuerda los conflictos y amistades rotas que forjaron la leyenda.

Pocas series mexicanas han cruzado fronteras como lo hizo ‘El chavo del 8’. Desde su debut en 1971 hasta su último episodio en 1980, la producción se convirtió en fenómeno latinoamericano. Su creador y protagonista, Roberto Gómez Bolaños, dio vida al niño huérfano más querido de la televisión.

El inolvidable elenco formado por Florinda Meza como Doña Florinda, Carlos Villagrán como Quico, Ramón Valdés como Don Ramón, Rubén Aguirre como el Profesor Jirafales, María Antonieta de las Nieves como La Chilindrina y Édgar Vivar como el Señor Barriga.

En pantalla, todo era ternura, chistes cotidianos y niños jugando. Pero tras bambalinas, la historia era otra. Y la serie ‘Chespirito: Sin querer queriendo’ no deja fuera el campo minado sobre el que estaba construida la famosa vecindad.

Recuento de los daños…

A continuación presentaremos la lista de los conflictos que fueron apagando la luz de los actores en el famoso programa de televisión.

1. Villagrán vs Meza: Romance y resentimientos

Aunque hacían el papel de madre e hijo, Florinda Meza y Carlos Villagrán tuvieron un romance digno de telenovela. Él estaba casado, ella lo negaba todo hasta que no pudo más. El amor se esfumó, pero la incomodidad permaneció. El conflicto incluso lo obligó a marcharse de la serie e impulsar sus propios proyectos en el extranjero; Ramón Valdés lo seguiría poco después.

2. El triángulo Meza-Gómez-Fernández

Florinda Meza también fue señalada como la razón por la cual Chespirito se separó de su esposa, Gabriela Fernández. Muchos años después aseguraría frente a las cámaras que solo Florinda Meza fue la mujer que lo cautivó por completo. Desde el principio, esta relación le valió la enemistad con otros miembros del elenco. Cabe destacar que antes de estar con Bolaños, Meza estuvo comprometida con Enrique Segoviano, director de ‘El chavo del 8’.

3. Doña Florinda vs todos (y Televisa)

Tras el fallecimiento de Gómez Bolaños en 2014, Meza declaró que nadie la quería: ni los medios, ni Televisa, ni siquiera los fans que querían dejarle flores a Chespirito en la tumba. Según ella, la razón era que decía las verdades. Como cuando se quejó de que a Chespirito le pagaban una “miseria de exclusividad”.

Al día de hoy, y con el auge de ‘Chespirito: Sin querer queriendo’ (y eso que ni siquiera se menciona su nombre porque no lo permitió), Meza ha pasado a ser una persona no grata de las redes sociales.

4. La Chilindrina vs El Chavo

María Antonieta de las Nieves, más conocida como la Chilindrina, protagonizó un drama legal de 12 años para quedarse con los derechos de su personaje. Chespirito, en cambio, aseguraba que ninguno de los actores podría usar su papel fuera del programa. Ella no sólo lo contradijo, sino que convenció a Azcárraga Vidaurreta de seguir con su proyecto. Al final ganó

5. Regalías de risa

Por el año 2014, Édgar Vivar, nuestro querido Señor Barriga, se quejó de que las regalías eran tan bajas que “salía más caro imprimir el cheque que lo que me pagaban”.

La vecindad del Chavo parecía un paraíso de carcajadas. Pero al igual que el barril del protagonista, ocultaba más de lo que dejaba ver. La serie ‘Chespirito: Sin querer queriendo’ no sólo revela los retos del actor y creador, también expone la fragilidad de los vínculos que un día hicieron historia en la pantalla.

Aunque el legado de ‘El chavo del 8’ sigue vivo, las heridas entre los actores parecen no haber sanado del todo. ¿Por qué se peleó el elenco? Quizá porque, al igual que en el programa, nadie quería ser el culpable y todos querían evitar la fatiga. Hasta que los pleitos se hicieron inevitables.