En la misma semana, la presidenta Claudia Sheinbaum envió un mensaje claro a los empresarios sobre cómo construir su relación con ellos. Dejó en evidencia quiénes se alinean con su proyecto y quiénes se convierten en obstáculo.
Por un lado, apoyó la compra del 25% de Banamex por parte de Fernando Chico Pardo, a quien describió como un empresario mexicano de buena reputación, que ha logrado mantener en manos nacionales una institución clave. Además, destacó que fue informada por Chico Pardo con anticipación del anuncio, lo que evidencia una interlocución directa y respetuosa. A su vez, el empresario correspondió diciendo que realizó esa inversión animado por la confianza que tiene en el gobierno de Sheinbaum y en su visión de país.
Por otro lado, Sheinbaum ha sostenido en las últimas semanas una confrontación abierta con Ricardo Salinas Pliego, principalmente por los supuestos adeudos fiscales de algunas de sus empresas que, según estimaciones del gobierno, sumarían más de 48 mil millones de pesos.
Hay cinco elementos que ayudan a comprender el trato diferente que el gobierno da a cada empresario: su visibilidad, el uso de sus concesiones, su postura hacia el gobierno, su posición sobre el pago de impuestos y la inversión encuadrada con el mensaje de gobierno.
Visibilidad: Chico Pardo mantiene un perfil discreto, evitando declaraciones públicas. En contraste, Salinas Pliego es muy activo en redes sociales, donde no duda en criticar al gobierno y exponer su visión, sin dejar sin respuesta ningún ataque o cuestionamiento.
Uso de las concesiones: ambos han construido su fortuna en sectores que dependen de permisos del Estado, como los aeropuertos de Grupo ASUR, en el caso de Chico Pardo, y como TV Azteca y Banco Azteca, en el caso de Salinas Pliego. Pero, mientras que el primero no ha dado un uso político a sus negocios, el segundo ha utilizado su influencia mediática para desafiar al gobierno.
Postura ante el gobierno: Chico Pardo ha expresado respaldo y reconocimiento a la presidenta Sheinbaum. Salinas Pliego, en cambio, se refiere a los funcionarios de la cuarta transformación como “gobiernícolas” que se empeñan en extorsionar a las empresas y en ponerles obstáculos, que usan el poder de manera facciosa y ejecutan programas sociales paternalistas con dinero de los impuestos que distribuyen, con opacidad, entre la población. Chico Pardo tampoco ha sido asociado con grupos empresariales hostiles al gobierno. En contraste, Salinas Pliego creó recientemente el “Movimiento Anticrimen y Anticorrupción” (MAAC), que es percibido como un instrumento de movilización política que pudiera convertirse en su plataforma para una candidatura presidencial en 2030.
Posición sobre impuestos: Chico Pardo afirma que “se tiene que pagar lo que dice la ley y no evadir un solo centavo”, una posición que probablemente ayudó a tener el respaldo del gobierno para la compra de Banamex. Salinas Pliego reconoce que se deben pagar impuestos y dice cumplir con sus obligaciones fiscales, pero el gobierno ha sido muy exitoso presentándolo como un evasor. Si la Suprema Corte falla en su contra los litigios que tiene con el SAT, seguramente se desatará una nueva campaña para deslegitimarlo y fortalecer los argumentos del gobierno.
Inversión alineada: Chico Pardo y Salinas Pliego invierten miles de millones al año en sus empresas, pero el primero no tiene empacho en que la compra de Banamex alimente la narrativa presidencial de promoción de inversiones, mientras que para Salinas Pliego es más difícil encuadrar sus inversiones en un guion que suponga apoyo al gobierno.
Los casos de Chico Pardo y Salinas Pliego muestran dos posturas de relacionamiento de empresarios con el poder: la conciliación y la confrontación. La primera también la siguen empresarios como Carlos Slim, que ponen el crecimiento sostenible de sus empresas por encima de sus diferencias con el gobierno. La segunda, menos evidente, es expresada por líderes de organizaciones frustrados con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) por mantener una posición sumisa frente al gobierno y por dejar de defender los intereses de la iniciativa privada.
Pocos empresarios tienen la personalidad y los recursos de Salinas Pliego para confrontarse con el gobierno pero, aunque los tuvieran, la mayoría se inclina por la discreción y cercanía con la Presidenta para no afectar sus negocios.
En un país donde la lealtad y la alineación política pesan, la presidenta Sheinbaum ha presentado a los empresarios dos caminos, con sus respectivas recompensas y castigos. El que sepa leer, que lea.




