MARTÍN AVILÉS

Foto: Mexsport

Cada 15 días, los domingos a medio día en Guadalajara eran sinónimo de fiesta. Las Chivas solían jugar sus partidos como locales a las 12:00 horas del último día del fin de semana, situación que cambió con la llegada de Jorge Vergara al frente del equipo y modificó el día de juego a sábados por las noche.

La razón por la que se movió el horario, se debió a que el magnate intentaba atraer a más afición al Estadio Jalisco, que en ese entonces era casa del Rebaño Sagrado. Sin embargo, en el recuerdo de los aficionados de antaño, aún están frescos aquellos momentos en que el equipo tapatío tenía esa ahora extinta tradición.

Quizás el último gran plantel de los rojiblancos que jugó a las 12:00 horas como local, fue el que comandó Ricardo Tuca Ferretti, quien dirigió al club entre 1996 y el 2000. Aquellas Súper Chivas tenían en sus filas a talentos como Ramón Ramírez, Claudio Suárez, Alberto Coyote, Gustavo Nápoles, Noé Zárate, Manolo Martínez y Paulo César Chávez, entre otros.

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“Cuando yo estaba en Chivas y jugábamos a las 12:00 del día, el estadio estaba siempre lleno, el Estadio Jalisco siempre lleno”, dijo el brasileño en ESPN.

Ferretti dio al Guadalajara su último título del Siglo XX, cuando en el Verano de 1997 se coronaron tras golear a los Toros Neza de Enrique Meza. Y, sin duda, aquellas Chivas abarrotaban el estadio debido a su alto nivel de juego.

“Hay una formación de Guadalajara, salir de los pueblos de alrededor, venir a desayunar, ver el partido, disfrutar, después ir a comer y luego regresar a casa. Ahora, ellos no pueden hacer esto porque ya es muy tarde”, comentó Ferretti al sugerir un cambio de horario para que el Guadalajara regrese a aquel que hace casi 20 años dejó de utilizarse.

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“Antes esto era una tradición. He pensado que en el Akron, si juegan domingo a medio día se va a llenar todos los partidos. Es la idiosincrasia de un pueblo, es igual aquí en CU, venir, la chorcha, ver el partido y luego todos a comer”, declaró.

Actualmente, los aficionados están más acostumbrados a ver al Rebaño Sagrado los sábados por la noche, aunado al hecho de que alrededor del nuevo estadio no existen tantas amenidades como para pasar la mañana entera allí.