Red Bull Racing pasó de ser invencible en la Fórmula 1 a quedar atrapado en medio de un huracán y sin paraguas. Una combinación de bajo rendimiento y decisiones polémicas ha desatado una ola de críticas, lo que ha llevado al director del equipo Christian Horner a salir en defensa de su equipo —particularmente, de su gran figura Max Verstappen— mientras intentan reconquistar su lugar en la cima del deporte.

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El equipo de las bebidas energéticas, que dominó gran parte de la era híbrida con Verstappen como estandarte, ahora lucha por mantener el ritmo de sus rivales. Aunque el neerlandés sigue siendo un piloto consistente, el RB21 ha mostrado debilidades técnicas que han mermado su competitividad. Esto ha generado frustración entre los aficionados, quienes no dudan en expresar su descontento en redes sociales.

“No le prestamos atención. Nos centramos en competir y mejorar”, declaró el británico Horner al respecto. “Hoy todo se examina con lupa. Hay muchos más ‘guerreros del teclado’ que cuando empecé en este deporte”.

En medio de esta tormenta, el director de Red Bull no ha evitado las polémicas con sus similares, especialmente con figuras como Zak Brown de McLaren, quien no ha perdido oportunidad de burlarse de los problemas del equipo de origen austriaco.

“Siempre defenderé a quienes visten la camiseta de Red Bull. Las rivalidades son parte del deporte”, respondió Horner con firmeza.

Su lealtad al equipo, que dirige desde 2005, ha sido inquebrantable, incluso ante rumores de un posible salto a Ferrari. Pero ahora, más que nunca, la escudería con sede en Milton Keynes necesita resultados concretos para acallar las críticas y, sobre todo, para retener a Verstappen, cuyo futuro podría estar en juego si la situación no mejora.

Y es que el mayor problema de Red Bull no son las redes sociales, sino su falta de velocidad frente a McLaren, Ferrari y Mercedes. Verstappen, aunque sigue siendo el piloto más consistente del equipo y aún contendiente al título, ha dejado claro que no aceptará quedarse atrás por mucho tiempo.

Es por ello que el equipo tiene ante sí un desafío doble, pues debe resolver sus problemas técnicos y recuperar la confianza de sus seguidores. Ante esto, Horner insiste en que trabajan sin descanso. Pero el tiempo apremia.

“La F1 es un negocio complejo, pero sabemos lo que hay que hacer”, sentenció. Mientras tanto, el mundo del deporte motor observa si Red Bull logra revertir su crisis o si el odio en línea es solo el reflejo de una caída más profunda.