Clases de afiliación política

Maestros del SNTE afiliaron a simpatizantes a Morena en Tlaxcala, mostrando que el corporativismo sigue vigente. Mientras, la CNTE mantiene sus protestas



Ayer los cacharon: algunos maestros del SNTE tomaron la iniciativa de afiliar al correligionario que se dejara afiliar… a Morena. Esto sucedió en Tlaxcala, pero en cualquier plaza pública, kermés, fiesta patronal, acto cívico o en el entorno mismo de una inauguración de obra pública federal, encabezada (ya adivinó, amable lector) por la presidenta Claudia Sheinbaum, lo podrá atestiguar. Y ahí estuvieron, dando clase de afiliación política, demostrando que el corporativismo no se crea ni se destruye… sólo cambia de bandera. Por cierto, la contraparte del SNTE, la CNTE, sigue sin ganitas de dejar de machacar la vialidad de la capital mexicana si no son cumplidos sus caprichos, perdón, sus justas demandas.

¡Qué semanita!

Y hablando de protestas y asuntos relacionados, se prevé que esta semana la arena política siga enlolada y conflictiva para el gobierno de México. Hay que tener en cuenta la siguiente agenda: aún no se apaga el foco rojo de Teuchitlán y menos todavía, porque mañana martes saldrá a escena, durante la mañanera en Palacio Nacional, el gabinete de seguridad a seguir explicando qué sucedió en ese lugar; en el mismo tema, la presidenta Sheinbaum prometió brindar detalles exhaustivos sobre el reforzamiento de las leyes de búsqueda de personas desaparecidas; truculencias aparte, la CNTE no dejará de blandir su “¡lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar!” mientras desquicia las calles de la CDMX; y, de pilón, se acerca el plazo que Donald Trump fijó para imponer aranceles a todito el mundo. Uffff.

El compañero ‘suspirante’

Gerardo Fernández Noroña, quien en sus redes sociales amenazó, desde Europa, con que ya casi está de regreso a México, retomó la que ha hecho su bandera y volvió al tema de lo que asegura no son campos de exterminio ni crematorios del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco, ni en ningún otro punto del país: “Por más que busquen, se les cayó lo del rancho”. Sensible, humanista y empático, como se conduce habitualmente, insistió que lleva dos semanas sorteando un “campañón” en su contra, situación que, no se ría, le será muy útil “para lo que viene”. ¿Y qué viene? Pues, según se habla con incredulidad y asombro, una nueva postulación a la candidatura presidencial para 2030. ¿Suerte?

¿Pues qué hacen los diputados? 

Porque los empresarios de la seguridad privada ya dijeron que no quieren que sus negocios se vean empañados por la penetración del crimen organizado, utilizando empresas fachada al operar sin supervisión ni controles eficaces. Desde la pasada legislatura federal han solicitado se expida una Ley General de Seguridad Privada, omisión que, aseguran las Agrupaciones de Seguridad Unidas por México (Asume), ha creado vacíos normativos. Es más, dicen que ahora, con la aprobación en comisiones de dos dictámenes sobre seguridad pública, lejos de resolver el problema se profundiza la confusión normativa, al mantenerse un diseño de competencias ambiguo y una sobrerregulación insostenible; y se genera una incertidumbre jurídica al encontrar en una ley federal, 32 leyes estatales y cientos de reglamentos municipales, 500 contradicciones. Ahí nomás.

Clases de afiliación política

Ayer los cacharon: algunos maestros del SNTE tomaron la iniciativa de afiliar al correligionario que se dejara afiliar… a Morena. Esto sucedió en Tlaxcala, pero en cualquier plaza pública, kermés, fiesta patronal, acto cívico o en el entorno mismo de una inauguración de obra pública federal, encabezada (ya adivinó, amable lector) por la presidenta Claudia Sheinbaum, lo podrá atestiguar. Y ahí estuvieron, dando clase de afiliación política, demostrando que el corporativismo no se crea ni se destruye… sólo cambia de bandera. Por cierto, la contraparte del SNTE, la CNTE, sigue sin ganitas de dejar de machacar la vialidad de la capital mexicana si no son cumplidos sus caprichos, perdón, sus justas demandas.

¡Qué semanita!

Y hablando de protestas y asuntos relacionados, se prevé que esta semana la arena política siga enlolada y conflictiva para el gobierno de México. Hay que tener en cuenta la siguiente agenda: aún no se apaga el foco rojo de Teuchitlán y menos todavía, porque mañana martes saldrá a escena, durante la mañanera en Palacio Nacional, el gabinete de seguridad a seguir explicando qué sucedió en ese lugar; en el mismo tema, la presidenta Sheinbaum prometió brindar detalles exhaustivos sobre el reforzamiento de las leyes de búsqueda de personas desaparecidas; truculencias aparte, la CNTE no dejará de blandir su “¡lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar!” mientras desquicia las calles de la CDMX; y, de pilón, se acerca el plazo que Donald Trump fijó para imponer aranceles a todito el mundo. Uffff.

El compañero ‘suspirante’

Gerardo Fernández Noroña, quien en sus redes sociales amenazó, desde Europa, con que ya casi está de regreso a México, retomó la que ha hecho su bandera y volvió al tema de lo que asegura no son campos de exterminio ni crematorios del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco, ni en ningún otro punto del país: “Por más que busquen, se les cayó lo del rancho”. Sensible, humanista y empático, como se conduce habitualmente, insistió que lleva dos semanas sorteando un “campañón” en su contra, situación que, no se ría, le será muy útil “para lo que viene”. ¿Y qué viene? Pues, según se habla con incredulidad y asombro, una nueva postulación a la candidatura presidencial para 2030. ¿Suerte?

¿Pues qué hacen los diputados? 

Porque los empresarios de la seguridad privada ya dijeron que no quieren que sus negocios se vean empañados por la penetración del crimen organizado, utilizando empresas fachada al operar sin supervisión ni controles eficaces. Desde la pasada legislatura federal han solicitado se expida una Ley General de Seguridad Privada, omisión que, aseguran las Agrupaciones de Seguridad Unidas por México (Asume), ha creado vacíos normativos. Es más, dicen que ahora, con la aprobación en comisiones de dos dictámenes sobre seguridad pública, lejos de resolver el problema se profundiza la confusión normativa, al mantenerse un diseño de competencias ambiguo y una sobrerregulación insostenible; y se genera una incertidumbre jurídica al encontrar en una ley federal, 32 leyes estatales y cientos de reglamentos municipales, 500 contradicciones. Ahí nomás.