Federico Döring

El 21 de diciembre de 2020 el New York Times publicó la manipulación del semáforo de Covid por parte de Hugo Lopez Gatell el 4 de diciembre. Manipulando los indicadores mantuvieron el naranja debiendo haber decretado el rojo, a este incidente se le bautizó como el #linea12 en redes por todos los médicos, matemáticos y epidemiólogos que después explicaron la mentira de Morena como Arturo Erdély, Alejandro Cano y Alejandro Macias.

La dispuesta justificación que en breve la semana siguiente a la fecha de la toma de decisión se ampliaría en número de camas con ventiladores disponibles. El siguiente viernes, el día 18, la ciudad ya con hospitales saturados y el segundo pico de la pandemia desbordado los gobiernos de AMLO y Sheinbaum cambiaron el semáforo a rojo, ya demasiado tarde, la ocupación de camas había pasado de 66% a 85% en ese periodo.

La periodista consentida a la que personal de la agencia digital por instrucciones de la entonces Jefa de Gobierno le filtró la información para desacreditar a López Gatell y tratar de deslindarse del pésimo manejo de la pandemia fue Natalie Kitroeff.

Ya con ella había una estrecha y cordial relación desde su reportaje del 6 de septiembre de ese mismo año en el que pretendió ensalzar la imagen de Sheinbaum y su manejo “científico” de la pandemia en un artículo con fotos propias de la revista HOLA o Quién que de un periódico internacionalmente serio, el manejo a modo y propagandístico de esa “entrevista” fue grotescamente vulgar e insultante para el dolor de las víctimas del Covid.

La relación fue tan estrecha, que incluso a ella se le filtraron fotos e información exclusiva de la Fiscalía sobre la tragedia en Tláhuac de la #linea12. Dado que ningún medio tuvo acceso a la zona cero pues fue inmediatamente acordonada por la Guardia Nacional sorprendió mucho que ella publicara el 13 de junio de 2021, incluso antes que la removida Fiscal Carnal Godoy, la pantalla propagandística de los satánicos pernos Nelson mal soldados.

Otra vez, el vínculo entre ellas dos, ahora para golpear a otro adversario, en este caso a Marcelo Ebrard y tratar de hacerlo a él el único responsable de las 26 muertes por corrupción de Morena en su obra pública desviando la atención de ella y de Florencia Serranía.

Pero llegó el dictamen de la empresa noruega DNV, que ella misma tanto había cacareado u pregonado, que dijo que la responsabilidad fue de ambos factores mala obra en cuanto a la soldadura de los pernos Nelson, pero sobre todo falta de mantenimiento pues incluso el pandeo de la estructura ya se sabía y se pudo haber reparado.

Hasta ahí todo era miel sobre hojuelas, hasta que Tim Golden de ProPublica publicó un reportaje sobre una detallada investigación de la DEA sobre acusaciones de que los carteles de la droga habían donado millones de dólares a la campaña presidencial de AMLO en 2006 y a Natalie se atrevió a retomar ese tema el 22 de febrero de 2024 en otro artículo sobre los mismos hechos de financiamiento del Cártel de Sinaloa y los Zetas a su campaña pero de 2018.

Ahí pasó de ser una consentida de Morena a una enemiga de AMLO, al grado que un día después de su publicación, en represalia, el repartidor de abrazos al narco hizo público doxeando su número celular desde el púlpito matutino de la mentira, calumnia y propaganda, no sin antes descalificarla ampliamente, como antes lo había hecho con Tim Golden, para desviar la atención del fondo de los reportajes e investigaciones.

Por eso, ahora que en diciembre pasado publicó el New York TimesOOOTRO artículo -pues ya habían existido varios antes-, la reacción fue colérica y además una puesta en escena ante lo que será la relación bilateral con Donald Trump por la colusión con el narco de tantas autoridades de Morena.

Fiel a su esencia Sheinbaum destinó más tiempo, estrategia y energía a tratar de desmentir la realidad expuesta por Kitroeff que a combatirla. No puede reconocer lo que ya señaló Peniley Ramírez que afirman en el Congreso de los Estados Unidos, en México se produce fentanilo desde 2014 y desde 2019, ya con los abrazos de AMLO, nuestro país reemplazó a China como la fuente principal de ese producto en el vecino país del norte.

Mientras AMLO ocultaba y negaba la realidad a la que abrazaba de manera cómplice a cambio de votos la agencia Reuters investigó y documentó con datos oficiales que el 95% de los decomisos de supuestos laboratorios o talleres eran inactivos, como inexistente fue su combate desde Palacio Nacional.

Durante esa machincuepa propagandística los funcionarios del gabinete que negaban la producción de fentanilo en México y trataron cobardemente y sin éxito de culpar de todo a Xi JinPing. Ahora resultaron peritos certificados en la profesional producción de fentanilo. El chiste se cuenta solo en un país que combate más al periodismo de investigación que al narcotráfico al que abraza en las urnas.

Vicecoordinador de los diputados del PAN