La reconfortante mirada de Frida se asomaba a través de sus goggles para regalar un poco de esperanza. La perrita rescatista se ganó el corazón de todo México durante uno de los momentos más álgidos que se recuerden, cuando el sismo del 19 de septiembre de 2017 sacudió una parte del territorio nacional. Y así se convirtió en un estandarte de resiliencia.
Hace dos años, otro terremoto se suscitó en los territorios de Turquía y Siria. Gracias a la experiencia adquirida durante la tragedia del S-19, el gobierno de México, a través de la Secretaría de Marina, envió a la zona de desastre a un grupo de elementos del Departamento Canino del Cuartel General del Alto Mando, para ayudar en tareas de rescate.

Entre ellos estaba Proteo, otro perrito que, como Frida, fue inmortalizado como símbolo de resistencia, luego de perder la vida en labores de rescate. También acudió Niko, quien ahora descansa tranquilamente tras haberse retirado, con la satisfacción de haber ayudado a decenas de personas.
“Yo estuve ahí, estuve en Turquía”, recuerda el segundo manejador canino, Alejandro Guerrero Ramírez en charla con OVACIONES. “Fui a apoyar con un elemento canino de nombre Niko que ahorita está de retiro. Fue una experiencia muy dura, pero a la vez grata al poder apoyar a nuestros hermanos de Turquía. La satisfacción de ayudar a otras personas que son de otro país. El ladrido era una señal de esperanza. El ladrido es una muestra de esperanza para un perro de búsqueda y rescate”.

En el Departamento Canino del Cuartel General del Alto Mando, se reciben a perros de la raza Pastor Belga Malinois a una edad de entre 8 meses y un año. Posteriormente, ahí se encargan de continuar con su entrenamiento y adecuaciones para las necesidades de la unidad. Actualmente, se tienen 25 elementos caninos y cada vez que un elemento se retira, como fue el caso de Niko, es que llega uno nuevo para tomar su lugar.
“Cuando perros se van de retiro, queda ese espacio y nos ministran dependiendo la cantidad de perros que se vayan. Desde que llegan, ya traen un entrenamiento de un 80% o 90% y los adecuamos al 100% para cuando estén listos y salgan a diferentes operaciones, ya sea no muy restringidas o ya cuando sea un evento dependiendo de la función zootécnica del perro. Ya sean explosivos o narcóticos, y ya si es un auxilio para población civil, son los perros de búsqueda y rescate“, dice Guerrero.

De la actual generación de elementos caninos, Ísamo es un experto detector de narcóticos, Kalu está especializada en encontrar explosivos, mientras que Júpiter es un perro de búsqueda y rescate, como lo fueron Frida, Proteo y Niko. De hecho, hace unos meses, Júpiter participó en labores de rescate tras el deslave del 13 de septiembre de 2024 en San Luis Ayucan, Jilotzingo, cuando personas quedaron atrapadas debido al siniestro.
“Trabajar con estos ejemplares me da una gran satisfacción. La parte más satisfactoria ha sido al ver mis compañeros que en el transcurso de su carrera han ayudado la población civil en sismos y en algunas otras actividades con los ejemplares”, comparte la marinera y manejadora canina, Diana Lucía Morales Gómez, perteneciente al cuartel general de la Secretaría de Marina.

Pero para que los perros puedan desarrollar esas capacidades, se requiere de arduo entrenamiento que hace recordar al documental de Netflix, “En la mente de un perro” (2024), donde se explica —entre otras cosas— cómo aprovechar las cualidades de cada elemento para el beneficio humano.
“Tenemos un entrenamiento de todo el día. No se puede entrenar el perro en un solo horario, para que no se acostumbren a un solo horario, lo que es mañana, tarde y noche. Tienen que ir acostumbrándose en caso de que haya una emergencia o un auxilio a cualquier hora del día. Entonces, durante todo el día, los perros se sacan a trabajar. No podemos especificar un tiempo o una rutina para que no se acostumbren”, explica Alejandro Guerrero.

Los elementos del Departamento Canino del Cuartel General del Alto Mando tienen una alimentación especial de alta proteína para perros de trabajo. Ahí comen dos veces al día y son periódicamente vigilados por un veterinario que vela por su salud, además de mantenerlos en óptimas condiciones de limpieza. Al tiempo que los manejadores caninos, se capacitan.
“Nos vamos preparando día a día, por eso cada vez vamos innovando nuevas técnicas o nuevos sistemas de entrenamiento. La tecnología también aquí abarca los perritos. Ya hay equipo de entrenamiento que es más fácil y les ayuda a que se entrenan por medio de juegos, entonces también nos ayuda a que nos perfeccionemos para que estén más cómodos durante el entrenamiento”, señala Guerrero.
Al término de su labor de siete años en el Departamento Canino del Cuartel General del Alto Mando, los perritos reciben una merecida jubilación, para después unirse a una familia del personal de la Marina que desee darles una nueva vida llena de paz y mucho amor.
“Es un poco difícil, pero también nos da alegría al ver que nuestros ejemplares se van con personas que les pueden dar un hogar y que ya van a estar en la calidez de una familia“, finaliza Morales.








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