Si los resultados de la elección más grande en la historia de México no satisfacen a Andrés Manuel López Obrador culpará a lo conservadores, a la derecha, a los medios que sirven a éstos… y al INE.

Será un escenario difícil, tenso, complicado.

Con un país dividido, polarizado, entre pobres y ricos, entre buenos y malos, entre morenos y blancos.

Entre chairos y fifís.

Con el proceso electoral más violento en la historia, en el que al menos treinta candidatos fueron asesinados. Mujeres y hombres.

Con una injerencia del crimen organizado no vista antes, sembrando miedo y terror, aunque Andrés Manuel diga que el país está en paz y que se puede votar tranquilamente.

Si pierde la mayoría en la Cámara de Diputados nada lo tranquilizará, aunque gane la mayor parte de las quince gubernaturas en disputa, alcaldías en el Estado de México y hasta la CDMX.

Nada.

Y ya ha advertido que, como titular del Ejecutivo, puede vetar lo que le plazca, lo que el Congreso decida, en caso de que ya no tenga la mayoría simple -250 +1 – o la calificada, para la que requiere 334 legisladores.

Y que desaparecerá al Instituto Nacional Electoral (INE) por servir a los neoliberales, a los conservadores, a los cínicos que devastaron al país y que se robaron hasta entre sí.

Sí, el mismo instituto que anunció su triunfo en la elección presidencial de 2018 y que luego calificaría el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife).

¡Ah!, pero si gana, si mantiene la mayoría en la Cámara, cuidado porque nada ni nadie lo detendrá en la segunda parte de su sexenio.

Vendrán las reformas constitucionales que desee.

Será, prácticamente, imparable, incontenible.

Y se perfilará para 2024 con la fuerza de un tsunami que mantendrá a Morena, sin duda, en la Presidencia hasta 2030.

¿Con quién como candidato?

Es lo de menos. El protagonista seguirá siendo Andrés Manuel.

Esos son los dos escenarios que esperan a México la mañana del próximo lunes.

 

Hay que aceptar resultados: Sauri

Al respecto, Dulce María Sauri Riancho, presidenta de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados y priísta para más señas, fue contundente:

-La polarización nacional no le sirve a los procesos democráticos mexicanos, cuya verdadera importancia es el día después, en el que los resultados deben aceptarse y seguir la vida cotidiana.

Tal frase la dijo al reunirse con la Misión de Observación Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL).

La experimentada ex gobernadora de Yucatán destacó que se tiene a favor una institución electoral construida con mucho esfuerzo en 1997 cuando se aplicó la reforma electoral de 1996 y se creó el entonces IFE, ahora Instituto Nacional Electoral (INE).

El domingo a las 23:00 horas se conocerá el destino del país que, sin exagerar, puede ser todavía más complicado.

 

Otra de Bonilla

La última del nefasto gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez.

Sacó de la zona centro de Tijuanita, La Bella, a las dependencias de gobierno para entregar esas instalaciones a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y cubrir parte del adeudo que tenía con esa institución.

¡Ah!, y para rentar oficinas a sus compas.

 

Delgado y la doble moral

Mario Delgado Carrillo ya, descarado, viajó a San Luis Potosí a apoyar a Ricardo Gallardo Cardona, el candidato del Partido Verde que, en realidad, es de Morena.

A la pobre Mónica Rangel nomás la usaron para, en realidad, apoyar a Gallardo, por, confirma Delgado, ser aliado.

Gallardo estuvo en prisión, acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) de transferencias ilegales en sus negocios.

También ha sido implicado su padre, Ricardo Gallardo Juárez. Ambos han controlado el municipio Soledad y a ninguno, hasta ahora, le han encontrado pruebas.

 

Vámonos:  Todos a votar.

 

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