Cientos de personas se manifestaron este sábado 15 de marzo en diversas ciudades de México durante la jornada de luto nacional por los recientes y alarmantes hallazgos en el rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, así como para recordar a las miles de personas desaparecidas en todo el país.
El epicentro de las manifestaciones fue el Zócalo de la Ciudad de México, donde al caer la noche la plancha central se transformó en un conmovedor memorial con cientos de zapatos y veladoras encendidas. Este “sembradío de calzado”, como lo denominaron los participantes, fue colocado por familiares de personas desaparecidas como símbolo de ausencia y en exigencia de justicia.
Durante la jornada, los manifestantes realizaron diversas actividades simbólicas. Frente a Palacio Nacional, colectivos buscadores de desaparecidos y familiares gritaron consignas exigiendo respuestas a las autoridades. También pasaron lista a los nombres de personas desaparecidas, guardaron un minuto de silencio y realizaron oraciones durante una vigilia que se extendió por varias horas.
https://platform.twitter.com/widgets.jsAsí la concentración en el Zócalo para protestar contra la inseguridad, la violencia, las desapariciones y las atrocidades ocurridas en Teuchitlán, Jalisco.#Teuchitlan #LutoNacional pic.twitter.com/44FcAJMAfi
— Alejandro Juárez #YoDefiendoAlCIDE (@AleJuarezA) March 16, 2025
Un momento particularmente significativo ocurrió cuando integrantes de colectivos dibujaron en el piso del Zócalo los planos del rancho de Teuchitlán, simulando la distribución del lugar donde se han realizado los macabros hallazgos. Dentro de estos rectángulos y círculos colocaron numerosos pares de zapatos, representando a las víctimas, acompañados de velas encendidas.
La jornada no estuvo exenta de tensión. En un momento, algunos manifestantes rompieron el cerco de seguridad e intentaron acercarse a las puertas de Palacio Nacional, pero fueron interceptados por elementos de seguridad que impidieron un “portazo”.
“Vengo a alzar la voz por mi hijo y por todos los desaparecidos”, expresó Aurora Corona, de 58 años, cuyo hijo desapareció en marzo del año pasado en el estado de Nuevo León. Entre sollozos, manifestó a la agencia AFP su esperanza de que este caso sirva para que las autoridades actúen contra este crimen que, según cifras oficiales, suma 124 mil 59 víctimas en México. “Ojalá que ahora sí nos hagan caso, ya que están viendo el horror de país en el que vivimos”, agregó Corona.
A pocos metros del Zócalo, en la Catedral Metropolitana, el Arzobispo auxiliar de México, Javier Acero, se sumó a las voces de indignación. “No podemos permitir campos de exterminio en ningún lugar del mundo, porque son fruto de negligencias y complicidades. Esta monstruosidad no puede quedar impune, indiferente, silenciada, en carpetas de investigación, en cuerpos abandonados, el horror no nos puede paralizar”, señaló durante su mensaje.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) también se pronunció sobre el caso, calificando como “perturbador” el hecho de que la Guardia Nacional y la Fiscalía de Jalisco hayan inspeccionado la finca en septiembre pasado sin detectar “pruebas cruciales” de los delitos cometidos en el lugar.
Alrededor de las 9:30 de la noche, los familiares y colectivos comenzaron a retirarse del Zócalo capitalino, dejando tras de sí un poderoso memorial improvisado que documenta el dolor colectivo de un país donde la desaparición de personas continúa siendo una herida abierta.