Costos ocultos de la CURP biométrica

La SCJN avala que menores asistan a corridas de toros en SLP si van acompañados por un adulto autorizado.


Juan Ortiz

La reciente reforma sobre desaparición forzada aprobada por el Congreso convertirá la Clave Única de Registro de Población (CURP) en algo mucho más que un papel con números y letras. Ahora será un documento nacional obligatorio que llevará tu huella digital, tu foto y todos tus datos personales. Imagina una credencial del INE, pero hecha por la Secretaría de Gobernación y exigida para todo: trámites, servicios, cobros, compras.

La información quedará guardada en la Plataforma Única de Identidad, un gran archivo que almacenará datos sobre tu salud, cuentas, impuestos, transporte, educación, telefonía y mucho más.

LOS RIESGOS

Cada vez que uses tu CURP biométrica, se generará un registro consultable en tiempo real. Las autoridades sabrán qué compraste, qué trámite hiciste y a qué servicio accediste.
Y no cualquier autoridad: la Secretaría de Seguridad, la Fiscalía General, la Sedena, la Guardia Nacional e incluso el Centro Nacional de Inteligencia (el viejo Cisen). Todas tendrán acceso directo y sin límite a esa montaña de datos.

Dicen que será “por seguridad”, pero en realidad abre la puerta a un sistema que podrá vigilarte sin frenos.

Centralizar los datos de 130 millones de mexicanos, incluidos menores, es un botín que muchos querrán. No es exagerado: recuerda cuando hackearon los correos de la Sedena o filtraron los datos del SAT.
Si un solo error expone esta base, tu dirección, huellas y tu historial estarán en manos de extorsionadores o criminales. Tus datos biométricos no son como una contraseña: si te los roban, no los puedes cambiar.

Con ese acceso sin controles, el gobierno podrá armar un perfil tuyo: dónde vives, cuánto ganas, qué apoyos recibes, a quién visitas. Esto no sólo invade tu privacidad, también puede usarse para negarte un crédito o congelarte un trámite. ¿Quién vigilará a quienes te vigilan?

LOS OBSTÁCULOS

Operar una base tan enorme no es sencillo ni barato. Hace falta tecnología que no falle, personal experto y seguridad a prueba de todo. ¿De dónde saldrán esos recursos? Si algo sale mal, el costo lo pagaremos todos.

Además, ¿cómo reportarán las empresas cada vez que uses tu CURP biométrica? La ley no lo explica. Y eso puede traducirse en trámites eternos, cobros extra y multas que ahoguen desde pequeñas tiendas hasta grandes corporativos.

Tus datos personales son parte de quién eres. Tus huellas son únicas e imposibles de reemplazar. Ponerlos todos en un solo lugar es como guardar tus bienes más valiosos en una caja con una sola llave: si la pierdes, lo pierdes todo.

Países como Estonia han apostado por identidades digitales, pero ahí descentralizan la información y dan control a los ciudadanos. En cambio, India, con su sistema Aadhaar, ha sufrido filtraciones masivas y críticas por violar derechos. México, con su historial de fallas de ciberseguridad, parece decidido a ignorar esas lecciones.

EL DEBATE

Esto no se trata sólo de modernizar un trámite. Es una decisión que definirá cómo vivimos y qué tanto control tendrá el gobierno sobre cada aspecto de nuestra vida diaria.

Si la CURP biométrica se convierte en la llave maestra de todo, perder la privacidad dejará de ser una posibilidad lejana para ser la nueva normalidad.
Y cuando alguien te diga que “no pasa nada”, recuerda: nada tranquiliza más al poder que una sociedad convencida de que no tiene nada que ocultar.

EL DATO INCÓMODO

Según el estudio México: Seguridad Ciudadana y Democracia, presentado por Ernesto López Portillo, cada Guardia Nacional hace apenas 0.07 detenciones al año, 22 veces menos que las policías estatales. Un “espejismo de seguridad”, no una solución real.