Crisis migratoria: Bomba de tiempo

México enfrenta crisis fronteriza: sin presupuesto ni plan ante deportaciones masivas de Trump, mientras Sheinbaum apuesta al diálogo



El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ya puso a prueba al Gobierno de México. En su primer día firmó órdenes ejecutivas para militarizar la frontera y acelerar deportaciones masivas.

Claudia Sheinbaum insiste en que México está preparado. Lanzó el programa “México te abraza”, que ofrecerá 2,000 pesos, acceso al IMSS y transporte a los deportados. Pero los números no cuadran.

Si Trump deporta la misma cantidad de mexicanos que en su primer mandato, el gobierno necesitará más de 1,500 millones de pesos sólo para la Tarjeta Bienestar Paisano. Ese dinero ni siquiera está definido en el presupuesto de este año. De fallar, reventará una crisis humanitaria en la frontera.

La trampa migratoria de Trump

El primer contacto entre el gobierno de México y la administración de Trump fue una llamada entre el canciller Juan Ramón de la Fuente y el nuevo Secretario de Estado, Marco Rubio. Sheinbaum la calificó como “una buena conversación”, pero Rubio señaló en otros espacios que la prioridad de Estados Unidos es frenar la migración y acelerar deportaciones.

En paralelo, Trump ordenó reinstalar el programa “Quédate en México”, que obliga a los solicitantes de asilo a esperar su proceso en territorio mexicano. También cerró CBP One, la plataforma que permitía a algunos migrantes ingresar a Estados Unidos de manera legal.

Con esto se dieron los primeros pasos para hacer de México un embudo migratorio sin salida. Miles de personas quedarán atrapadas en la frontera, sin recursos, sin apoyo si el gobierno mexicano sigue confiando en el “diálogo” mientras Trump avanza con su agenda sin freno.

Menos dinero para actuar

El problema no es solo la improvisación, sino los recortes que dejan a México sin herramientas para enfrentar la crisis.

Morena fue muy eficiente aprobando las reformas del Plan C en tiempo récord, pero no pudieron construir un plan con dinero suficiente. Incluso fue más allá: aplicó austeridad en el momento menos oportuno. Recortaron en casi 10% el presupuesto para atención consular a migrantes, reduciéndolo a sólo 524 millones de pesos. Ni para una bicoca. El Tren Maya tendrá 40,000 millones de pesos adicionales para este año.

Aquí no termina el golpe. En total, le quitaron a la política migratoria más de 2,200 millones de pesos. El Instituto Nacional de Migración, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y otras instancias quedaron debilitadas justo cuando Trump ya cerró las puertas.

Desde la oposición, Ricardo Anaya propuso crear un fondo de emergencia para apoyar a los deportados, un programa de visas de trabajo y un tratado bilateral de seguridad con EE.UU. Advirtió que la ingenuidad de Palacio Nacional puede salir cara, pero sin mayoría en el Congreso, sus propuestas no tienen futuro.

En el oficialismo, todo sigue en discursos. Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña no han dejado de insistir en la unidad nacional para enfrentar las políticas de Trump. Y no han propuesto nada más.

Diálogo contra Fuerza

Mientras se minimiza la crisis, Trump sigue avanzando sin freno. Su orden ejecutiva sobre los cárteles también abre la puerta a sanciones más duras e incluso operativos militares más allá de la frontera con consecuencias imprevisibles.

Hasta ahora, Sheinbaum ha evitado confrontaciones directas con Washington. Su apuesta es la “coordinación” y el “diálogo”, pero la realidad es que Trump no está negociando, está imponiendo condiciones.

Pero sin dinero, sin estrategia y sin acuerdos reales, México se encamina a una crisis humanitaria que nadie en Palacio Nacional quiere admitir.