El mundo católico se prepara para un momento histórico. Los cardenales han fijado el 7 de mayo como la fecha de inicio del cónclave, el proceso por el cual se elegirá al nuevo Papa, líder espiritual de 1.400 millones de fieles en todo el mundo. Este anuncio sigue al fallecimiento del Papa Francisco, de 88 años, quien fue sepultado el sábado en la Basílica de Santa María la Mayor.

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Tras el funeral, los cardenales iniciaron las congregaciones generales, reuniones diarias destinadas a discutir asuntos eclesiásticos y preparar el cónclave. Durante estas reuniones, que comenzaron el lunes, se abordaron temas relacionados con el futuro de la Iglesia y los desafíos que enfrenta en el mundo actual.

La elección del nuevo Papa se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, en una votación altamente secreta. Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en la elección, sumando un total de 135 cardenales elegibles. Sin embargo, el cardenal Antonio Cañizares Llovera ha anunciado que no podrá asistir por razones de salud.

El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó que más de 180 cardenales han llegado a Roma para las reuniones, de los cuales poco más de 100 son cardenales electores. Además, se eligieron los cardenales Reinhard Marx, Luis Antonio Tagle y Dominique Mamberti para asistir al cardenal Kevin Farrell, el “camerlengo”, en la supervisión de los bienes temporales de la Santa Sede.

El cardenal Giovanni Angelo Becciu, quien inicialmente había afirmado su derecho a participar en el cónclave, retiró su solicitud. Becciu, envuelto en un escándalo financiero, fue ordenado por el Papa Francisco a renunciar a sus derechos y privilegios como cardenal en 2020.

El cónclave comenzará el 7 de mayo con una Misa Pro Eligendo Papa, seguida del juramento de secreto en la Capilla Sixtina. La elección del nuevo Papa requerirá una mayoría de dos tercios de los electores presentes.

El próximo cónclave será notablemente diverso, con una gran proporción de cardenales nombrados por el Papa Francisco, incluyendo representantes de naciones que nunca antes habían tenido un cardenal.