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Para crear las carteleras semanales en la empresa pionera de la lucha libre mexicana, el Consejo Mundial (CMLL), se requiere de un trabajo en el que se labora durante más de dos meses y participan sólo cuatro personas que deben darle actividad a más de 150 luchadores.
“La programación se hace por adelantado. Se lleva aproximadamente de un mes y medio a dos meses, con la premisa de que pueden haber cambios de último momento”, explicó a EFE uno de los miembros del departamento de programación, Julio César Rivera.
Además de Julio César, quien la mayoría de sus 30 años en el pancracio han sido como narrador, están Juan Manuel Mar, el jefe del departamento; el referí Edgar Noriega y José Luis Feliciano; todos, salvo Rivera, fueron exluchadores.
El contar con un grupo de trabajo variado se debe a que para diseñar carteleras se necesita no sólo conocimiento luchístico, sino cercanía con los gladiadores.
“Noriega ha pasado por todos los departamentos, desde ayudante del estacionamiento, en las taquillas, hasta referí. Edgar, en su papel como referí, tiene el lenguaje de los luchadores, viaja con ellos y comparte vestuarios; es un enlace”, añadió Rivera.
Cada decisión que se toma en el departamento debe ser avalada por el dueño de la empresa, Salvador Lutteroth Jr., el jerarca de la compañía que trajo la lucha libre a México hace más de 89 años.
No existe una fórmula para diseñar las carteleras ya que el público de las cuatro arenas del CMLL es diferente. En lo que se parecen las funciones son en el número de estetas que participan, entre 24 y 28 luchadores, en su mayoría con combates de tercias y con duelos en los que destaquen la bases de la lucha libre, el llaveo y los lances.
Existen dos sedes fuera de Ciudad de México, la Coliseo de Occidente, en la ciudad de Guadalajara, al oeste del país, y la Puebla, en la céntrica ciudad del mismo nombre.
“En Guadalajara (cada martes) y Puebla (los lunes) se combina al elenco de Ciudad de México con el local para que sea atractivo al aficionado”, expresó Rivera.
En la capital mexicana se cuentan con dos arenas, la Coliseo, cerca del barrio de Tepito, y la catedral de la lucha libre mexicana, la México, en el centro.
En la Coliseo, las funciones se realizan cada sábado, y en la México, hay actividad los martes, en los que le dan oportunidad a los nuevos valores; los viernes, el día más fuerte de la semana con protagonismo de las principales rivalidades, y los domingos son “familiares”.
“El público más exigente es el de la Coliseo. Es uno participativo que ha visto lucha libre toda su vida. Sabe diferenciar, premiar y criticar. Se da cuenta cuando un luchador tiene los arrestos para ser impulsado”, comentó Rivera.
El público de la Arena México es “extranjero, que aunque no está involucrado con las rivalidades, debe tener duelos que tengan su interés y que representen lo que entienden como lucha libre mexicana: la espectacularidad, llaveo, máscaras y vistosidad”.
Junto a las funciones de cada semana se hacen eventos especiales, en los que regularmente se apuestan los campeonatos, las máscaras y cabelleras.
Los dos más importantes son el Aniversario, en el que cada septiembre se celebra la llegada de la lucha libre al país y la fundación del CMLL, y el Homenaje a Dos Leyendas, en el que se recuerda al padre de la lucha libre mexicana, Salvador Lutteroth, y a una figura del pancracio; ambos son en la México.
Para estas funciones la planeación se hace con un año de antelación y se toma en cuenta cómo se desarrollan las rivalidades en el año.
“Una función es como si fueras a ver una película. Hay protagonistas con roles a desempeñar en la trama, el desarrollo de la trama, el clímax, con el nudo y conflictos inmiscuidos, y el desenlace de la confrontación”, sentenció Rivera.