LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ FUENTES
Desde hace unos meses se ha empezado a hablar de una tendencia en América Latina, que es el Deep tech (tecnología profunda) que hace referencia a las compañías pequeñas o startup que crean tecnología pura; no aplicaciones para teléfonos ni gadgets, sino descubrimientos científicos verdaderamente innovadores. Esto resulta interesante ya que muestra la gran oportunidad que hay que innovar y generar riqueza desde nuestros contextos, en especial cuando nuestros países tienen un gran potencial de innovación, y esto es básicamente porque tenemos más necesidades, las cuales son la base de la inventiva; como señala Ferran Adrià, innovar es sobrevivir.
La muestra de esto es que las economías más adversas de América Latina son los países donde están floreciendo estas empresas. De acuerdo a la BBC en su reportaje “Qué es la Deep Tech o tecnología profunda y qué países en América Latina lideran su desarrollo”, Argentina, Chile y Brasil, aglomeran el 80% de la Deep tech en Latinoamérica y Buenos Aires va a la cabeza con el 30% de las startup en toda la región, de las cuales la mayoría se dedican a la biotecnología y a la tecnología espacial. En el caso de Brasil, muchas compañías dedicadas al tema ya tienen un valor superior a los 10 millones de dólares y por si no fuera poco, tienen al 80% de todos los investigadores latinoamericanos.
Existen muchos ejemplos de tecnología pura como menciona Jelvix en su artículo “What is Deep Tech and how does it define our future?”; uno de los más discutidos en los últimos meses es la inteligencia artificial. También está la robótica, el machine learning o aprendizaje de máquinas, el big data o macrodatos, las nanotecnologías, el blockchain o cadena de bloques, la computación cuántica, la biotecnología, el procesamiento de lenguaje, entre muchas otras que cada día son más una realidad y ya no meramente una ficción. El impacto de todas estas tecnologías no sólo será científico en los próximos años, sino que también afectará en lo político, económico, social, educación, salud, seguridad e incluso cultural.
Como siempre en estos casos se debe tener la dimensión adecuada; la Deep tech no será equivalente al petróleo, al sector automotriz ni a otras industrias, pero puede ser un puntual de desarrollo importante que ayude sobre todo a segmentos jóvenes. En México no se ha tenido la presencia deseada como en los otros países latinoamericanos, y muchas de nuestras startups se están yendo a España o a Estados Unidos, por lo que será importante reformular las condiciones para atraer a este mercado que es una gran oportunidad, y que junto al near shoring podrán potenciar la economía.
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