Las redes sociales también son de tipo profesional, lo que facilita colaborar y comunicarse a equipos que trabajan de manera remota. El trabajo digital, ya sea remoto o no, se sirve cada vez más de las redes profesionales que permiten gestionar y facilitar el alcance de objetivos. Las redes sociales profesionales como Slack o Microsoft Teams son un buen ejemplo. Las redes sociales profesionales también permiten ampliar la red de contactos, incrementar las oportunidades laborales y la colaboración en proyectos.
LinkedIn es, para muchas empresas, una herramienta fundamental para el reclutamiento. Las ventajas de esta red social son múltiples tanto para las empresas como para los profesionales. Gracias a LinkedIn, los últimos pueden promover a nivel internacional su experiencia, habilidades y logros, lo que favorece la visibilidad que reciben entre sus pares y los espacios donde pueden desempeñarse. LinkedIn Learning permite acceder a cursos en línea para mejorar habilidades y conocimientos, mientras que se comparten artículos, publicaciones, noticias y debates. Los colegas y contactos también pueden escribir recomendaciones y validar habilidades.
Las redes sociales profesionales son una muestra de cómo el mundo digital ha impactado y modificado los espacios de trabajo, generando colaboraciones virtuales que permiten explotar las conexiones remotas, así como gestionar visiblemente y para todos los colaboradores los avances en proyectos, las aportaciones personales y en equipo, los faltantes y controlar mejor los tiempos y actividades. Aunque estos avances son para muchos algo cotidiano, lo cierto es que han generado cambios visibles si los comparamos con la gestión del trabajo de hace décadas, que solía ser mucho más jerárquica y poco comunicativa.
Lo que es interesante destacar es la transformación social que toma cada vez más fuerza en el ámbito privado, aunque no en el estatal: se trata de la eliminación de las jerarquías escalonadas y su sustitución por equipos de trabajo guiados por un líder que gestiona. La mayoría de los puestos ejecutivos se han reducido y, en empresas dedicadas al mundo digital como Google o Facebook, es común encontrar grupos de colaboradores que no se sujetan a las estrictas normas y horarios tradicionalmente impuestos. No existen horarios específicos, aunque sí un número de horas por cumplir, hay espacios de descanso y juego, además de que se han eliminado los códigos de vestimenta.
Aunque estos cambios son más comunes en las empresas digitales, es interesante señalar que su consideración nos habla de un cambio generacional. Por una parte, el sistema de jerarquías complejas que genera una enorme masa de trabajadores de base que rinden cuentas verticalmente hasta un jefe que se involucra poco con los equipos se ha puesto en crisis. Por otra, parece que a los millennials que impulsaron estos cambios y a los centennials que los han profundizado, no les agrada el sistema tradicional de poderes simbólicos y líderes incuestionables, pues se asumen a sí mismos como colaboradores creativos cuyo trabajo es clave en el desarrollo de las ideas y objetivos. De hecho, impulsan la idea del trabajo entre iguales, y los líderes que se involucran son mucho más valorados como guías y gestores que como dictadores de órdenes.
Este cambio ha demostrado generar una productividad y compromiso mayor por parte de los equipos. La eliminación de códigos de vestimenta y horarios inflexibles también ha supuesto una mejora para los colaboradores y para los resultados. Hoy en día, sobre todo con el trabajo remoto, las generaciones más jóvenes no admiten con facilidad usar vestimentas formales e incómodas, de hecho, muchos de ellos trabajan en pijama con café en mano desde la comodidad de su casa. Otros optan por combinar elementos tradicionales como pantalones de vestir o gabardinas con playeras y sneakers, lo que contribuye a la ruptura de los modelos clásicos de orden secuencial y de autoridades.
Las redes sociales profesionales y las modificaciones en el modelo de trabajo venidas del mundo digital evidencian cambios profundos en el horizonte histórico a mediano y largo plazo. Así como durante buena parte del siglo XX, la autoridad, la seriedad, la jerarquía y el orden fueron valores fundamentales que se consideraban esenciales para la construcción de las naciones en un horizonte internacional marcado por el conflicto permanente; la creatividad, la igualdad, la colaboración y la libertad de acción son valores asociados a un mundo digital interconectado y diverso que encuentra en la diferencia su principal baluarte.