En México, según datos de la Secretaría de Salud del gobierno federal, 3.6 millones de personas adultas padecen depresión de ellas, uno por ciento registra casos severos, que afectan todas las áreas de su vida personal, advirtieron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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La profesora y terapeuta familiar de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM Haydee Solís Ponce, señaló que la depresión se caracteriza por disminución del estado de ánimo, sentimientos de tristeza, dificultad para concentrarse y alteraciones en el patrón de sueño y apetito. En casos severos se presenta una forma de incapacidad que afecta todos los aspectos de su vida y reacciones somáticas como dolor, hormigueo y rigidez muscular.
Detalló que de acuerdo con cifras del sexto informe de gobierno de la Ciudad de México, durante los primeros siete meses de 2024 los casos de depresión crecieron en 16.3 por ciento, alcanzando 14 mil 248 consultas en los servicios de salud local.
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— Sala de Prensa UNAM (@SalaPrensaUNAM) January 11, 2025
En ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, que se conmemora este 13 de enero para concienciar al respecto y fomentar la búsqueda de ayuda profesional, destaca que a escala global 25 por ciento de las consultas en los servicios en esa área están relacionadas con este trastorno.
La también responsable del Programa de Atención Psicológica para la Comunidad de la FES Zaragoza apunta que además de ser multifactorial e invasivo, podría desencadenarse por interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos, y se le puede identificar cuando los síntomas suelen mantenerse más de dos semanas.
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Por ello, es necesario distinguir cuando los cambios en el estado de ánimo son una respuesta natural a eventos como haber reprobado un examen, romper una relación de amistad o sentimental, no haber conseguido algún ascenso, perder el empleo u otras similares, que son situaciones que pueden hacer que una persona tenga una respuesta de tristeza, pero que no necesariamente se convierten en depresión.
Con relación a infancias y adolescentes, con base en su experiencia, el panorama cambió a partir de la pandemia por la Covid-19; es decir, hasta antes de este acontecimiento en dicho centro se atendían dificultades de conducta, alteraciones desafiantes como acoso escolar.
Sin embargo, posteriormente los cuadros clínicos de depresión y ansiedad, a partir de los ocho años, comenzaron a incrementarse.
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A decir de la universitaria, la crisis sanitaria visibilizó la importancia de la salud mental y que mayor número de personas se acercaran a la Clínica, entre ellos cada vez más hombres y adultos mayores.
Explica que la FES Zaragoza cuenta con el Programa de Atención Psicológica para la Comunidad que brinda atención a los universitarios, pero también dispone de otras siete clínicas universitarias, seis de ellas en el municipio de Nezahualcóyotl y una en el de Los Reyes La Paz, para la atención de la población en general y la comunidad universitaria, así como programas de la residencia en Terapia Familiar y de Terapia a Adolescentes, establecidos en los planteles del bachillerato de la UNAM.
Vale la pena mencionar que como parte de la terapia que se brinda, en particular a los jóvenes universitarios, se les explica que en ocasiones, frente a situaciones inesperadas y opuestas a sus expectativas, se tiene poca tolerancia a la frustración, porque a veces uno se siente incapaz de hacer frente a los desafíos de la vida, o se cree que no se cuenta con las herramientas suficientes para ello y empezamos a desarrollar estos cuadros de indiferencia, apatía y de poca iniciativa; ello les permite poder comprender lo que les ocurre, expone.
La especialista subrayó que es necesario que la población sepa que la depresión es un padecimiento que podría ocurrir en algún momento de nuestra vida, no es una cuestión de actitud, sino una realidad de salud mental, y no una señal de locura.
También es esencial conocer que el tratamiento farmacológico no los hace dependientes; son bastantes las personas que evitan los servicios de salud mental porque consideran que les prescribirán medicamentos. En realidad, es el especialista en psiquiatría quien determina si es necesario y en qué dosis.
Para cuidar nuestra salud mental, sobre todo en la población joven, hay que preservar un sentido de identidad y de pertenencia al núcleo familiar, porque es el centro de nuestras relaciones. “En casa es importante que los padres establezcan este sistema con sus hijos e hijas y mantenerlo. Además, deben tener alguna actividad de beneficio propio como tender la cama, recoger la ropa, ordenar su habitación, etcétera”, señaló.
Estas y otras funciones, por básicas que sean, nos hacen sentir que nuestra presencia en casa es esencial y nos brindan esa sensación de satisfacción, motivación y seguridad en sí mismos, subraya la especialista. Además, que tengan metas a mediano y largo plazo para darle sentido a lo que realizan.
Haydee Solís sugiere que las personas vayan a los servicios de salud mental si experimentan alguna situación que les dificulte su vida diaria. “Empecemos a romper el estigma de que acudir a los servicios de salud mental es de ‘locos’; por el contrario, asistir al psicólogo es parte de nuestro autocuidado y amor propio”.
Debemos hacer un balance personal en torno a cuáles son nuestras metas y proyectos en la vida, asumir que no estamos determinados por los días, climas, años o signos zodiacales, sino que la vida la construimos con pequeñas acciones en el día a día, finaliza.
Para mayor información sobre los servicios de salud mental que ofrece la FES Zaragoza, ingresar a la liga https://www.zaragoza.unam.mx/clinicas-universitarias-de-atencion-a-la-salud/.

Foto: UNAM 


