Desafíos para la nueva secretaria de Educación Pública.

BENJAMÍN GONZÁLEZ ROARO El pasado día 15, fue nombrada la maestra Leticia Ramírez Amaya como secretaria de educación pública, en sustitución de Delfina Gómez quién dejará la SEP para buscar la gubernatura del Estado de México. Éste cambio muestra el desprecio que AMLO le ha dado a la educación: un sector castigado presupuestalmente, sin apoyos

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BENJAMÍN GONZÁLEZ ROARO

El pasado día 15, fue nombrada la maestra Leticia Ramírez Amaya como secretaria de educación pública, en sustitución de Delfina Gómez quién dejará la SEP para buscar la gubernatura del Estado de México. Éste cambio muestra el desprecio que AMLO le ha dado a la educación: un sector castigado presupuestalmente, sin apoyos en la pandemia, donde se ha privilegiado la ideologización sobre la pedagogía, atacado a las universidades, menospreciado la formación profesional, golpeado a científicos y utilizado como trampolín político para Delfina Gómez.

Al día siguiente, el 16 de agosto, fue presentado por la SEP el Nuevo Plan de Estudios de Educación Básica, NPE. Al evento acudieron las secretarias entrante y saliente, las maestras Leticia y Delfina. Para no variar y cómo se repite en todos los frentes para justificar el fracaso de un gobierno que lleva cuatro años en el poder, la SEP atribuye el progresivo deterioro educativo al pasado, al “modelo patriarcal, colonial, eurocéntrico, homofóbico y racista”.

Mucho se ha hablado de la no idoneidad de la maestra Ramírez para el cargo. Se cuestiona su alejamiento del sector educativo, su escasa experiencia en la administración pública y su paso por la disidencia magisterial. En efecto, cuando fui subsecretario de Educación (93-2000) me correspondió tratar con el Comité de la Sección IX del SNTE, conformado por dirigentes de la disidencia magisterial (CNTE), ahí la maestra Ramírez era la secretaria de organización IV. En este Comité la mayoría de sus integrantes eran personas intransigentes, que impulsaban el cierre de escuelas, marchas y paros laborales, aunque no me consta que la maestra Ramírez respaldara estas medidas.

No es mi intención juzgar la calificación de la nueva titular de la SEP para el cargo, sinceramente quisiera que tuviera éxito en su gestión. Sin embargo será difícil para la secretaria imponer orden en una dependencia que manejan dos ideólogos comunistas: el subsecretario Luciano Concheiro y el Director General de Materiales Educativos Max Arriaga. Además, contra toda lógica, deberá aterrizar el NPE en el que ella no participo.

De buena fe le diría a la profesora Ramírez que si en verdad quiere hacer algo por la educación, no pierda el tiempo en la implementación de un NPE, ya que existen otras prioridades: instrumentar estrategias para atraer de nuevo a las escuelas a millones de estudiantes que desertaron, trabajar en métodos que permitan recuperar los aprendizajes que se perdieron por el confinamiento, instrumentar políticas para abatir la desigualdad educativa entre los estratos más y menos favorecidos y diseñar estrategias de apoyo socioemocional para estudiantes y maestros.

Ahora bien, sí por lealtad a su jefe y en contra de la más elemental lógica educativa decide poner en marcha el NPE, sería conveniente que antes defina de cara a la sociedad diversos temas que causan preocupación. Destacaría entre otros los siguientes:

*La evaluación de los alumnos prácticamente desaparece. La calificación mínima será 6 y se introduce el término de “evaluación formativa” en la que ya no se tomaran en cuenta exámenes, trabajos o tareas. No se medirá al alumno conforme a sus avances en la apropiación de aprendizajes, sino a “las condiciones de cada alumno”. Esto impedirá en un futuro saber cómo se encuentra el Sistema Educativo Nacional, ya que la asignación de calificaciones será totalmente subjetiva.

*Se establece una perspectiva de género, sin embargo se advierte que el género es una construcción cultural y no un hecho natural, en consonancia con la Teoría queer que afirma que la opción sexual distinta es un derecho humano. Sería interesante saber si este tema ha sido discutido con padres de familia y sí está contemplado en la Ley General de Educación.

*Se señala que todas las lenguas tendrán el mismo valor. Hoy ya existen libros de texto en varias lenguas indígenas, sin embargo el español también está presente en las escuelas donde se usan. Lo que ahora se propone es utilizar exclusivamente cualquiera de las 78 lenguas que existen en nuestro territorio. Aunque el español no está considerado como lengua oficial, es un hecho que pedagógicamente, la enseñanza de contenidos complejos de las ciencias básicas o matemáticas es más fácil transmitirlos en alguna lengua de uso universal como el español. También es extraño que no se le otorgue importancia a la enseñanza del inglés, siendo hoy en día un idioma esencial para la comunicación internacional.

*Se insiste en señalar a la comunidad territorio como el referente para ajustar el curriculum a sus intereses y necesidades, “..Conforme lo demande la comunidad..” Esta visión encerraría a la educación en un “localismo”. Dejaría a nuestros estudiantes sin una visión abierta y universal. Por otro lado, al otorgar tantas facultades a la comunidad sin definir canales de comunicación con la escuela, se estará poniendo en riesgo la seguridad de las comunidades educativas.

Hay muchos otros temas de preocupación, pero considero que con señalar estos la nueva funcionaria tendrá trabajo de sobra para darles adecuada respuesta. Insisto ojalá que le vaya bien. Ojalá que demuestre tamaños y se dedique a lo importante y urgente y no a perseguir quimeras ideológicas que dañan al país, a la educación y peor aún a nuestros niños.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.