La crisis de desapariciones en México ha alcanzado cifras alarmantes. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), hasta marzo de 2025, se reportan 125 mil 232 personas desaparecidas, un incremento de 7 mil 708 casos desde noviembre de 2024.
Cinco estados concentran casi la mitad de estos casos:
-Jalisco: 15 mil 14 personas desaparecidas.
-Estado de México: 13 mil 633 casos.
-Tamaulipas: 13 mil 309 casos.
-Veracruz: 7 mil 22 casos.
-Nuevo León: 6 mil 859 casos.
En este contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum ha propuesto una iniciativa para abordar la problemática de las desapariciones forzadas. Un aspecto central de esta propuesta es el diálogo con los familiares de las víctimas y los colectivos de madres buscadoras, quienes han exigido ser escuchados y participar activamente en la formulación de políticas que les afectan directamente.
La historia reciente de México está marcada por la tragedia de las desapariciones forzadas. Desde la llamada Guerra Sucia en las décadas de 1960 a 1980, hasta la actual crisis exacerbada por la violencia del crimen organizado, miles de familias han sido destrozadas por la ausencia y la incertidumbre. A pesar de los esfuerzos gubernamentales y la creación de comisiones de la verdad, la impunidad y la falta de resultados concretos han sido la constante.
La comunidad internacional también ha puesto su mirada en México. El Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU ha expresado su preocupación por la magnitud del problema y ha iniciado procedimientos para evaluar la situación en el país. Esta intervención subraya la gravedad del asunto y la necesidad de acciones inmediatas y efectivas.
El diálogo propuesto por la presidenta Sheinbaum es, sin duda, un paso en la dirección correcta. Sin embargo, las expectativas son altas y el tiempo apremia. Las familias de los desaparecidos y las madres buscadoras no solo esperan ser escuchadas, sino que demandan resultados tangibles: la localización de sus seres queridos, justicia para las víctimas y garantías de no repetición.
Es imperativo que este diálogo no se convierta en una mera formalidad o en una estrategia para ganar tiempo. La administración de Sheinbaum tiene la oportunidad histórica de marcar un punto de inflexión en la lucha contra las desapariciones forzadas en México. Para ello, es esencial que las voces de las víctimas sean el eje central de cualquier política pública en la materia y que se traduzcan en acciones concretas y efectivas.
La comunidad internacional observa atentamente. La intervención del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU es un recordatorio de que la crisis de desapariciones en México es un asunto de preocupación global. El gobierno mexicano debe demostrar con hechos su compromiso con los derechos humanos y la justicia.
En este complejo panorama, la presidenta Sheinbaum enfrenta un desafío monumental. El éxito de su iniciativa dependerá de su capacidad para transformar el diálogo en resultados concretos, de su voluntad política para enfrentar las estructuras que perpetúan la impunidad y de su sensibilidad para comprender el dolor y la desesperación de miles de familias mexicanas.
El tiempo de las promesas ha quedado atrás. Es momento de actuar con determinación y humanidad. Las víctimas y sus familias no merecen menos.
@GOrtegaRuiz